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Denki estaba demasiado preocupado. Su omega, su pareja, su novio; Izuku, había estado comportándose demasiado raro los últimos días.
Normalmente Izuku era muy cariñoso, y sobretodo muy hablador. Cuando se veían el pecoso hablaba hasta por los codos, cosa difícil siendo que hablaba con Denki, otro bocafloja.
Pero ahora el menor estaba retraído, con una cara de pocos amigos todos los días y sobretodo era sumamente cortante con el Alfa.
Denki apretó el lápiz con el que escribía mientras pensaba. — ¡Esto se acaba hoy, descubriré que le pasa!
Al escuchar la campana del recreo, corrió hasta el salón de primer año. Donde su novio estudiaba.
Entró sin escrúpulos, y vió a Izuku ordenando sus cosas de su banco.
— ¡Izu! Vamos a la azotea. — Ofreció con una sonrisa apoyando sus manos en el banco del Omega.
— Está bien, Dencchan. — Izuku guardó algo en su bolsillo y apretando sus labios fue al lado de su novio para dirigirse a la azotea.
En el camino Denki notaba como el menor estaba tenso y asustado, no entendía aún el porqué.
Cuando llegaron, el Alfa se puso enfrente de su pareja. — Izu, ¿Qué sucede? ¿Te sientes bien últimamente?
El contrario se quedó en silencio, pero se desmoronó a los segundos y se largó a llorar escondiéndose en el pecho del Alfa.
— ¡I-Izu! — Sostuvo de la cintura al menor acariciando su espalda, dejaría que se desahogara para que luego pudiera explicar su extraño comportamiento.
El menor hipaba mientras trataba de secar sus lágrimas. Luego de unos minutos se separó sollozando y al fin se dignó a mirar a su Alfa.
— D-dencchan.. Estoy e-embarazado.
Denki dió un salto. ¿Izuku estaba embarazado? Una sonrisa se formuló en su rostro a pesar de la situación.
— ¿Es en serio, Izuku? — Preguntó con felicidad en su cara, tomó de la cintura al menor para elevarlo y darle algunas vueltas en el aire. — ¡Asombroso, tendremos un mini Denki o un mini Izu! ¿Puedes creerlo?
Izuku se sorprendió por la reacción del adolescente. Por la personalidad de Denki, creyó que no lo apoyaría.
— Dencchan.. ¡Te amo! — Dijo Izuku dándole un beso en los labios a su Alfa rubio que seguía con una gran sonrisa, sin duda sus vidas cambiarían desde ese momento.
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Izuku se despertó en medio de la noche pues su panza dolía. Se quejó al pensar que serían contracciones que le daban de vez en cuando, o quizás Akimitsu solo estaba dando patadas.
