Sweet Demon [Y.M] [#1]

11

Luego de comer volvieron a Corea, Jimin solo se acostó en la cama para dormir un poco, ya que estaba cansado, pero una notificación en su celular lo irrumpió de su sueño. Él vio que era una noticia sobre la universidad donde no fue aceptado, la cual había sufrido un gran incendió matando a la mitad de las personas que estaban ahí, en especial a los trabajadores.

—Yoonnie. —llamó al demonio.

—Si bomboncito. —entró a la habitación y le dio un beso en la frente. —¿Qué desea mi hermoso terrón de mandarina?

—Mataste al personal administrativo de la universidad. —le enseñó la noticia. —te dije que solo quemarás la universidad.

—Oh. —agrandó la palabra. —no debía de haber muertos.

Jimin negó mientras ponía su celular en la mesa y alaba al demonio para besarse con este, Yoongi lo tomó de la cintura para apegarse a su cuerpo mientras se seguían besando. Al alejarse, Jimin solo lo miró y se levantó para dirigirse a su armario y buscar un atuendo perfecto.

—¿A dónde irás dulzura? —preguntó el curioso demonio.

—Hoy es domingo hyung. —dijo mientras se quitaba su camisa y se ponía un suéter rosa.

—Ya sé que es domingo. —hablo mientras se acomodaba en la cama.

—Se le olvida que iremos a la iglesia a conseguir el cuerpo para su exorcismo. —Se sentó sobre el pálido. —yo le buscaba a la familia y usted entraba en su hija.

—¿En verdad me vas a ayudar? —le pregunto.

—Es mi novio. —le acarició el cabello. —y le ayudaré en sus cosas demoníacas como usted me ayuda en mis cosas mortales.

Yoongi abrazo a Jimin, este era el ser más dulce que podía existir, pues a pesar de todo Jimin siempre lo apoyaba en su camino a ser el rey del infierno y él sabía muy bien que Jimin no lo hacía para obtener más poder siendo un mortal; más bien lo hacía porque le decía que eso era como llegar a tener un título universitario aunque esto era para ser el supremo rey del infierno.

—Me encantas cada vez más bomboncito, de eso no hay duda. —Lo tomo de las mejillas. —¿Seguro que no eres un ángel que busca mi destrucción?

—¿Un ángel haría esto? —le pregunto mientras le daba un leve apretón en la entrepierna logrando escuchar un sonoro gruñido por parte del pálido. —o le pediría que lo folle en los baños de una iglesia.