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El peligris le había llevado a una clínica de Sumeru donde se especializaban en tratar con híbridos

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El peligris le había llevado a una clínica de Sumeru donde se especializaban en tratar con híbridos.

Era un lugar bastante discreto y seguro. Era importante saber una fecha aproximada para el parto y estar preparados.

—Parece todo estar en perfecto estado, posiblemente los cachorros nazcan a finales del próximo mes, aunque podría atrasarse la fecha de parto—les informó el doctor.

(__) solo asintió ante aquella noticia. Aquel parto sabía que sería mucho más doloroso de lo normal. Ya que no había alcanzado la madurez reproductiva de forma natural.

Tampoco es como si hubiera planeado reproducirse siglos atrás.

Una vez salieron de aquella clínica empezaron a caminar hacia una tienda de ropa especializada en híbridos.

Alhacén junto con Tignari y Cyno habían mandado a hacer bastante ropa para los cachorros. Así evitar estar comprando seguido ropa hasta que se resolvieran el problema de la maldición que portaba (__).

—¿Estás seguro de que no quieres que te ayude con los paquetes? —le cuestionó la mayor mientras veía cómo Alhacén cargaba con bastantes cosas.

—No es necesario, solo enfócate en seguirme podrías perderte en este lugar—expresó con molestia en su voz.

Después de todo, sería un problema si (__) se perdía en aquel lugar.

No conocía a nadie y no era seguro para ella ni para los cachorros.

Caminaron en silencio por bastante tiempo. Hasta que llegaron al hogar de Alhacén.

(__) se sentó en el sillón como se lo había indicado Alhacén.

Este iba a dejar las cajas en su habitación. La mayor se puso nerviosa cuando escuchó la puerta de la entrada abriéndose.

—Maldito Alhacén, espero que esta vez no hayas traído más de tus horribles muebles, tu sentido de la moda está completamente atrofiado y va contra del buen gusto—gritó con molestia un rubio al entrar en la casa.

Pero abrió sus ojos completamente al percatarse de que una mujer estaba viéndolo fijamente desde la sala.

—Buenas tardes—saludó (__) con timidez al desconocido.

—¡Deberías dejar de contratar personas para que finjan ser tus amigos! —volvió a gritar enojado.

Ese día se encontraba bastante molesto. Nada en su trabajo le había salido bien e iba a desquitar su frustración con la persona que más le molestaba.

Después de todo, Alhacén solo sabía abrir la boca para irritar a las personas.

—Alhacén y yo no somos amigos—expresó con mucha más incomodidad (__).

—Era de esperarse, a ese tipejo nadie lo soporta—mencionó el rubio mientras se acercaba a la sala.

Quería conocer a la linda señorita que se encontraba en la sala; solo la apariencia de una linda señorita podría mejorar su día.

Raíces  [Alhacén, Cyno, Tignari x Lectora]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora