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La nación de Sumeru se hallaba sumido en una profunda crisis tras la misteriosa desaparición de más de un centenar de jóvenes, lo que amenazaba con perturbar la larga paz que habían disfrutado

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La nación de Sumeru se hallaba sumido en una profunda crisis tras la misteriosa desaparición de más de un centenar de jóvenes, lo que amenazaba con perturbar la larga paz que habían disfrutado. Alhacén, recién investido en su nuevo cargo, se veía abrumado por la magnitud de la responsabilidad, siendo considerado por todos como la persona más idónea para asumir tal posición.

A pesar de que los casos de desapariciones deberían haber sido reportados a la arconte, Alhacén decidió abstenerse de hacerlo, manteniendo una actitud reservada mientras aguardaba la llegada del guardabosques y el líder de los Matras.

La mayoría de los jóvenes desaparecidos parecían estar vinculados al Territorio de Tignari, según insinuaban los rumores. Además, varios miembros de los Matras también habían desaparecido sin dejar rastro.

Al recibir a las dos personas, Alhacén los recibió con una cortesía exquisita que caracterizaba su distinción, y abordó directamente el tema en cuestión.

—Es imperativo que dediquemos todos nuestros esfuerzos a dar con el paradero de estos jóvenes —expresó el hombre de cabello plateado, mientras adoptaba una pose reflexiva.

—¿No creen que sería pertinente informar a la arconte de esta situación? —cuestionó Tignari, visiblemente afectado por las anteriores insinuaciones de Alhacén.

Los guardabosques se desvincularon de las desapariciones de los jóvenes.

—Aunque sería lo procedente informar a la arconte siguiendo los protocolos establecidos, en estos momentos se encuentra sumida en asuntos de suma importancia. Sería más sensato manejar esta cuestión con discreción —respondió el líder albino, dirigiendo una mirada penetrante al hombre más alto.

Las acusaciones no solo recaían sobre Tignari, sino también sobre él mismo.

A pesar de ser el líder de los Matras, en ese momento estaba inmerso en la persecución de varios académicos corruptos que figuraban en su lista, por lo que desconocía los pormenores de lo que estaba aconteciendo con los Matras.

—Si están desapareciendo jóvenes, carece de sentido que seamos nosotros quienes investiguemos. Deberíamos encomendar esta tarea a mujeres más capacitadas y que puedan defenderse adecuadamente —intentó argumentar Tignari.

—Dehya sería una elección acertada, pero resultará complicado contactarla —mencionó Cyno.

Sería la candidata perfecta para la misión si tan solo pudieran establecer comunicación con ella.

—La Viajera tampoco está disponible en estos momentos; se encuentra sometida a juicio por la arconte Hydro —parecía que las complicaciones se multiplicaban.

—Parece que no nos queda más opción que actuar nosotros mismos. Colaboraré en todo lo posible, aunque necesito resolver ciertos asuntos antes de poder prestar mi ayuda —se lamentó el hombre de cabello negro por su infortunio.

Raíces  [Alhacén, Cyno, Tignari x Lectora]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora