Albedo le había proporcionado aquella poción. Le aseguró que no habría consecuencias y ella confiaba plenamente en él. Después de todo, había corroborado que fuera inofensiva para sí misma y para los pequeños que venían en camino. Una vez cayó la noche, se acostó junto a Klee abrazándola con ternura. Ambas cayeron rápidamente en un profundo sueño tras ingerir la poción.
Su mente empezó a divagar mientras entraba en sus viejos recuerdos. Poco a poco, el lugar se transformó en el pasado.
—No me agrada para nada que pases tanto tiempo con Furina—le reprochó con desaprobación la albina.
Ella solo rio ante el berrinche de la Arconte Cryo. Estaba bastante acostumbrada a ellos, así que no era nada extraño para sí misma.
—Las dos son mis amigas, ¿por qué debería hacer distinciones con alguna de las dos? —le preguntó con diversión mientras seguía apuntando en su libreta la información que estaba recaudando. Estaba haciendo todo lo posible para cumplir el sueño de su hermano menor de ser un ser humano.
—Furina pareciera que quiere acaparar todo tu tiempo por completo —le respondió con molestia mientras ella levantaba la vista de su libreta.
—Ella se encuentra asustada por la profecía, deberías ser más razonable y empática con ella —trató de hacerle entrar en razón. Pero sabía que no sería fácil que ella cediera.
—Quiero que te unas a mi causa, tal vez ahí encuentres las respuestas que estás buscando mientras trabajas para mí —le indicó.
Ella chasqueó su lengua al escuchar aquellas palabras.
—No deseo meterme en asuntos divinos y mucho menos ser enemiga de Celestia, Zarina —fue directa con sus palabras.
Aunque buscara entre el conocimiento prohibido para ayudar a su hermano y su nación, para todo había un límite que no debía ser cruzado.
—Celestia es nuestro mayor enemigo, ¿piensas que podrás mantener a tu gente a salvo de ellos? —le interrogó mientras alzaba su voz, haciéndola sobresaltarse.
—Lo estoy haciendo al mantenerme al margen de esto, no pienso meterme en una guerra sin fin donde no ganaré más que la destrucción de mis seres queridos —pronunció esas palabras tratando de hacerle entender su punto de vista. Después de todo, en Teyvat ya había quedado bastante claro el poder que tenía Celestia sobre ellos.
Zarina estaba encaprichada con la idea de derrocar a Celestia. Pero aquella idea solo sería la causante de mucho dolor y sufrimiento en el futuro para las personas de su alrededor.
—No deberías estar tan segura de ello, pronto verás cómo tus acciones solo traerán graves consecuencias a tus seres queridos —le respondió de forma amenazadora, mientras ella solo se dedicaba a negar con su cabeza.
—No porque tú lo digas será realidad. No intentes darme amenazas sin sentido. Debo irme, ya es bastante tarde, mis hermanos deben estar preocupados. Espero que la próxima vez que nos veamos te hayas dado cuenta de que tus ideas son bastante desatinadas —le dijo con bastante decepción en su voz por la forma en que pensaba.
Una vez salió de aquella habitación, la escena había cambiado por completo. Recordando la primera vez que vio a aquel hombre, un sentimiento de desconfianza se aferró en lo más profundo de su ser. Nadie podía notar lo que ella era capaz de ver.
Su cabello azul, piel blanca y unos llamativos ojos color rubí que le causaban escalofríos por todo su cuerpo. Ese día se encargó de recolectar algunas algas marinas para preparar la cena.
Quería preparar un platillo que ayudara a reducir las náuseas de la esposa de su hermano Niwa, aquel herrero que le había cuidado y enseñado varias técnicas de forja. La emoción que tenía de tener un sobrino era bastante grande, así podría despejar su mente de esa persona venida de Fontaine.
Ese hombre estaba segura que tramaba algo. Pero no lograba descifrar qué era. Una vez terminó de recolectar lo que necesitaba, decidió marcharse, pero algo no se lo permitió. Al ver al hombre de cabellos azules, tragó con fuerza y se encogió de hombros.
—Parece que te han dejado sola —le mencionó el hombre mientras se acercaba a ella. Ella agachó su mirada y retrocedió, perdiendo su mirada en el agua, llevándose una gran sorpresa.
En el agua no se reflejaba un hombre alto de cabellos azules, sino un hombre de estatura mediana y de cabellos cenizos. Tragó con fuerza y trató de reflejar tranquilidad en su actuar.
Definitivamente aquel hombre no planeaba algo bueno. Si no era capaz de mostrar su verdadera apariencia...
Cuando el hombre estuvo a punto de tocarle el hombro, empezó a sentir diversas punzadas en su cabeza, lo que la hizo levantarse de forma estrepitosa.
Su cuerpo se encontraba empapado de sudor, y sentía bastantes náuseas. Sus cachorros se encontraban pateando con fuerza, como lo habían hecho cuando trataba de averiguar sobre su pasado.
Volteó a su lado y pudo ver cómo la pequeña había empezado a despertarse. Mientras veía cómo Klee se levantaba de forma perezosa, frotaba sus ojos con cuidado y bostezaba.
Aquello calmó por completo la inquietud que llegó a sentir. Pero no evitó que le inquietara lo que la pequeña había podido presenciar en sus memorias.
—¿Mis recuerdos fueron agradables para ti? —le preguntó a la pequeña, mientras Klee solo asentía y le sonreía de forma amena.
—Pude ver cómo jugaba con su hermano y le daba diversos regalos. Espero algún día poder conocerlo —respondió la pequeña, un poco más despierta.
—Ya veremos —respondió con dudas la híbrida. No creía que fuera buena idea volver a introducir a la menor entre sus recuerdos. No sabía hasta qué punto podría ser bueno que viera. Había muchas cosas desagradables donde estuvo involucrada por ayudar a su hermano menor. Tal vez junto a Albedo podrían desarrollar algo menos riesgoso.
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Raíces [Alhacén, Cyno, Tignari x Lectora]
FanfictionEn la estela de la restauración de la paz en Sumeru, una oscura sombra cae sobre la tierra cuando varios jóvenes de belleza sobresaliente desaparecen misteriosamente. El guardabosques, el escriba y el gran juez, cada uno dotado de habilidades únicas...