Capítulo 8.

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Normalmente era una mujer que no prestaba atención a nada que no fueran las luchas, pelear era algo divertido para ella y le causaba cierta sensación de agrado en su corazón y mente.

La gente muchas veces se alejaba de su persona justamente por eso, no entendían por qué una mujer amaba tanto los conflictos, en especial con espadas.

Ese gusto probablemente se originó por culpa de su padre quien anteriormente era un practicante del kendo profesional, llegó a participar en torneos Nacionales dentro de Japón y se retiró con muchos premios.

Aunque hubo una noche donde aquel interés se espació a nuevos rumbos, básicamente en una persona, un chico menor que ella.

Un azabache de pelos parados vestido con un buzo celeste con detalles blancos se encontraba en un parque ya altas horas de la noche.

Lanzaba golpes de aquí para allá, su cuerpo posicionado en un estilo de Kick boxing, algo que le sorprendió un poco.

¿Qué hacía ella en ese lugar?

Lo normal, venía de comprar algodón y lijas para las espadas de su hogar pues ella era la encargada de limpiar las armas de su padre para que mantuvieran su buen estado.

Entrecerró sus ojos al notar que ese muchacho era de su mismo instituto, era el hermano menor de un joven novato en las luchas profesionales que estaba agarrando una pequeña fama dentro de la ciudad por su habilidad.

-¿Son...kun? -murmuró intentando recordar el apellido del chico.

Se veía totalmente concentrado, su rostro lleno de sudor y respiraba algo agitado, por lo visto llevaba un tiempo haciendo esto.

"Sigh"

Él respiró para luego quitarse su chaqueta quedando en una camiseta blanca sin mangas para posteriormente sostenerse de una barra del lugar y comenzar a subir y bajar su cuerpo con suma facilidad.

No supo cuánto tiempo se quedó viendo pero el azabache no parecía en absoluto cansado.

Sus brazos bombeados por la sangre, resaltando bastante al igual que su torso debido a la camiseta humeda.

-"Tiene un muy buen estado físico... Increíble" -pensó asombrada.

Pocos chicos japoneses se centraban en cosas como el mejoramiento físico o aprender algún arte marcial y este parecía ser uno de esos.

Se soltó de la barra y comenzó lanzar golpes una vez más pero con un estilo diferente, totalmente distinto pues aquellos parecían movimientos de karate, luego judo.

Quedó sumamente inmersa en sus movimientos que no notó cuando la mirada azabache del chico se posó en su persona dejando su entrenamiento.

-¿Tú eres Esdeath-sempai? ¿necesitas algo? -preguntó curioso pues notó a la muchacha ya hace rato y comenzó a picarle el interés.

No es que la chica intentara ocultarse mucho en realidad.

-¿Huh? ¿me conoces? -preguntó asombrada y algo alegre la pelo celeste.

-Pues claro, es la vicepresidente del club de kendo, ¿no? Oí que son muy fuetes ahí, planeaba desafiarlos a una pelea algún día -respondió riendo divertido.

Esdeath abrió levemente sus ojos por aquella respuesta. ¿Desafiarlos a ellos? Vaya plan más... emocionante.

-No tengo problemas, además no solo uso armas para luchar -respondió confiadamente asombrando al azabache.

Goku Humano: Extraordinariamente ordinarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora