Capítulo 1.

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El sol comenzaba a resplandecer al borde del país japonés. Algunos ya habían comenzado a moverse, tomaron los trenes, taxis o sus propios vehículos para dirigirse a sus trabajos.

Las tiendas abrían sus puertas y los empleados comenzaban a mover todos los elementos necesarios para el día.

En cierta casa de dos pisos una familia también las cosas comenzaron a moverse.

La habitación era algo grande, un escritorio y una computadora al lado, un ropero y un estante de libros por la pared con las comodidades necesarias tales como un aires acondicionado y ventilador que giraba lentamente.

En una cama litera, más específicamente la cama de abajo una cabellera en puntas negras se veía levemente cubierta por sus sábanas azules con detalles naranjas.

La puerta se abrió repentinamente.

-Oye, despierta onii-chan -habló una voz joven algo molesta agitando con sus delicadas manos la cama de su hermano mayor.

-Aún es temprano -murmuró debajo de las sábanas el azabache girándose cómicamente hacia el otro lado de su hermana causando una vena palpitante en la frente de la chica.

Ella era una joven de piel blanca con una apariencia perfecta de muñeca y a menudo se la ve como una niña frágil con cabello largo plateado atado en dos coletas y ojos grises.

Tenía puesto un uniforme escolar y aparentaba no más de dieciséis años.

-¿Realmente quieres que sea mamá la que de despierte? Ella no será tan amable -murmuró la chica con tono malvado mientras lanzaba un puñetazo al cúmulo de frazadas.

-... -el joven no respondió más comenzó a agitarse.

Repentinamente la frazada fue lanzaba abruptamente sobre la chica que se exaltó, posteriormente unos fuertes brazos rodearon y acomodaron en la cama.

-Jejeje, golpearme no te saldrá gratis, Sora -fue lo que pudo oír la joven.

La peliplateada en forma chibi escapó de las colchas respirando agitada y miró sumamente irritada a su hermano.

Allí estaba su tonto hermano, sus cabellos en forma de palmera, su torso estaba descubierto dejando ver mucho de su buen físico con unos pantalones cortos azules, clásica gran sonrisa feliz divirtiéndose a su costa.

Ella se ruborizó levemente al ver al chico así ocultando su rostro en una almohada aunque el olor del chico la exaltó más.

-¡E...eres un tonto Goku! ¡y eso que me tomé la modestia de levantarte! -exclamó ruborizada y lo siguiente que Goku vio fue una almohada que impactó en su rostro cómicamente.

-Jajaja, ya no te enojes y sal de mi cuarto, tengo que ducharme -murmuró el joven tomando una toalla blanca y saliendo de la habitación.

-¡Ahg! Es tan insoportable -murmuró apretando las sábanas con furia.

El azabache se ducho y posteriormente se dirigió a su cuarto para ponerse su uniforme el cual consistía en unos pantalones negros, camisa blanca y saco negro con botones dorados, el saco lo llevaba abierto.

Bajó las escaleras y vio a su hermana comiendo, lo miró con molestia y volvió a centrarse en su comida.

-Oye ya no estés enfadada, no es para tanto -habló el azabache riendo.

-Tonto onii-chan, te odio -murmuró con tono frio pero aquello no afectó al joven.

-Caprichosa -el Son dijo acariciando su cabeza y desordenando su cabellera plata.

-¿Molestas otra vez a tu hermana Goku? -un hombre habló, el tono era casi el mismo que el del mencionado solo que más maduro.

-Sabes como es, papá -habló el chico mirando a su padre.

Goku Humano: Extraordinariamente ordinarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora