Reino de los Sangre Mágica, Bosque de los amantes perdidos.
Los sueños que solían burlarse del corazón de K'itam perduraron alrededor de seis días, amaneceres en los que, por primera vez, Ahmok se levantaba más temprano que el albino para ayudarlo a asear a los amantes, salir de la cabaña y a conseguir los alimentos. Además de brindarle el apoyo, siendo consciente de que su Lekva despertaba durante las noches con la respiración agitada, seguido de los sollozos que destrozaban su corazón, también se preparaba para partir en cuanto fuese posible para buscar las gemas.
Por el momento, Ahmok no sabía si el Vigilante decidió acompañarlo. De todos modos, procuraba meter a modo de discreción algunas de sus vestimentas si a último instante cambiaba de opinión. En caso de que terminara vagando por el Reino en completa soledad, al menos tendría con que refugiarse del frío.
Aunque en realidad no era tan discreto como quería suponer, ya que el Vigilante estaba al tanto que a medida que transcurrían los atardeceres, sus vestimentas eran más escasas. Así que intuyó sus intenciones, pero optó por ignorar aquello y fingir que en realidad no se había percatado. De lo contrario, tendría que enfrentarse al dolor de tomar una decisión, por lo que solo lo olvidó.
Un suspiro resonó en las paredes de madera de la cabaña. El hombre de ojos blancos empujó las piernas en el pecho, abrazándolas para después ocultar el rostro en las rodillas. A su mente llegaban todos los sucesos transcurridos de esas noches. Le ayudaba, de cierta manera, a no torturarse con sus pesadillas.
En el exterior, Ahmok miró la silueta encorvada de su hermoso compañero antes de adentrarse al bosque con Kahu siguiéndole de cerca.
Aquella noche, luego de preguntarle de ir con él, K'itam no le respondió, solo se puso de pie y le dijo que debían volver a la cabaña. Durante ese soplo, el mutismo de sus gargantas formó parte de la sinfonía elaborada por sus pisadas y el canto de los animales.
No tuvo el valor de pedirle una respuesta, pese a que anhelaba escuchar decirle que estaría a su lado. Se obligó a sellar sus labios, colocar las manos en los bolsillos del pantalón y dibujar una sonrisa ladeada. Aparentar que sus latidos del corazón le provocaba una pesadumbre en el pecho, ignorar que sus manos sudaban ante el silencio.
Después de esa ausencia de palabras, no volvieron a tocar el tema. Permitió que K'itam estuviera absorto en su propio infierno mientras él se hacía cargo de los amantes. Aunque le hubiese preocupado su bienestar, sabiendo que sufría al verlo en ese estado, entendía que el albino no confiaba en él. De lo contrario, le habría revelado lo que le carcomía.
Convirtió la distancia que ellos estaban creando en una ventaja a su favor. Era cierto que de vez en cuando mencionaba en voz alta, como si estuviera hablando con Kahu, que le faltaba poco para empacar. Tendía a observar de soslayo la reacción de su Lekva, mirando como este dibujaba de desagrado. Ante aquel gesto, terminaba por exhalar un vaho de aliento y empezaba a hablarle acerca de Lithem, pese a que sentía que era ignorado.
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Corazón congelado | ONC 2024 |
RomanceEn el Reino de los Sangre Mágica, donde la nieve alberga dos corazones congelados, Ahmok descubre una maldición, una que ha condenado a dos amantes. Para liberar a esa pareja y poder estar con el hombre de quién se enamoró, emprende la misión de reu...