Ha sido un placer conocerte, Pablo Gavi

261 19 22
                                    

Isabella Pov

Abrí los ojos lentamente y me encontré con la vista reconfortante de Gavi dormido a mi lado.

¿Cómo habíamos llegado a este punto?

Me sorprendí al notar que estábamos abrazados, algo totalmente fuera de mi naturaleza. Siempre me he considerado una persona poco cariñosa y que detesta el contacto físico, pero aquí estaba, aferrándome a él.

Recordé la noche anterior, cuando por impulso le había confesado a Gavi algo que apenas había compartido con alguien más: los problemas con mi padre. Hasta entonces, solo había hablado de ello con mi psicóloga. Me invadió una sensación de vulnerabilidad y arrepentimiento por haberme abierto de esa manera.

¿Qué pensaría Gavi de mí ahora?

El pánico se apoderó de mí mientras consideraba la idea de irme sin despedirme, de escapar de la situación incómoda que había creado al confiarle a Gavi algo tan personal. Me sentí tentada a levantarme sigilosamente y huir antes de que él despertara.

Pero justo cuando estaba a punto de moverme, sentí la mano de Gavi posarse suavemente sobre la mía, deteniéndome en seco. Mis músculos se tensaron y mi corazón latía con fuerza mientras me enfrentaba a la posibilidad de tener que explicar mi repentina ansiedad y el deseo de escapar.

Gavi abrió los ojos lentamente, parpadeando ante la luz de la mañana. —¿Isabella? ¿Qué pasa?—preguntó con voz somnolienta, notando mi inquietud.

Tragué saliva, luchando por encontrar las palabras adecuadas mientras me encontraba atrapada entre el impulso de huir y el deseo de enfrentar la situación.

—Lo siento... No debería estar aquí—murmuré, mi voz apenas un susurro.

Gavi se incorporó ligeramente, preocupado por mi repentino cambio de actitud. —Espera, ¿qué está pasando? ¿Por qué estás tan ansiosa?

La urgencia de escapar se apoderó de mí, pero algo en la mirada preocupada de Gavi me detuvo.

Respiré hondo, reuniendo el coraje para hablar.

—Lo siento—repetí, esta vez con más claridad. —Solo quiero irme.

Gavi me miró con preocupación, y su mano sobre la mía me transmitió una sensación de calma.

—Isabella, no tienes que irte—dijo con voz suave. —No te asustes ni te alejes de mi. Por favor.

A pesar de sus palabras, me sentí tentada a continuar con mi plan de escapar—Lo siento, Pablo—murmuré, buscando una excusa. —Tengo que ir a casa a cambiarme.

Él me miró con determinación.—Puedo llevarte si quieres. Podemos ir juntos—ofreció con gentileza.

Rodé los ojos, un gesto de frustración que apenas pude ocultar. "Este chico tiene soluciones para todo", pensé para mí misma.

—No, gracias—respondí con un tono más seco de lo que pretendía.—Puedo ir sola.

Gavi pareció no notar mi rechazo y continuó insistiendo con amabilidad.—Ya se que puedes ir sola, pero quiero acompañarte. Quiero estar más tiempo contigo.

Su expresión preocupada me hizo reconsiderarlo.
—Realmente aprecio tu oferta, Pablo, pero prefiero estar sola ahora mismo—insistí, tratando de mantener mi distancia emocional.

Él asintió con comprensión, pero no pareció dispuesto a rendirse tan fácilmente.

Con determinación, se acercó un poco más a mí, su rostro mostrando una mezcla de preocupación y afecto.

BAD REPUTATION // Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora