Capítulo 12

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-¿Me esperarás aquí? ¿O te vas a ir?-le preguntó Camille a Carlos.

-Te espero aquí, no tengo ganas de ir a casa-respondió.

-¿Y eso?-dijo acomodándose sobre y quitando su camisa-Lo siento, pero estar sobre ti me dio calor.

-Por mi no hay problema-dijo viendo sus pechos-Es colirio para mis ojos. Pero volviendo al tema, es porque quieren hablar de boda con Isabel y yo no me quiero casar con ella ¿Cómo estoy seguro de que es la indicada?

Camille ignoró por completo el hecho de que estaba semi desnuda sobre el español, se enfocó en lo que el acababa de decir-¿Pero ustedes tienen mucho tiempo juntos, cierto?

-Dos años y eso no es nada para pensar en matrimonio...

-Si, lo sé. Se a lo que te refieres o al menos eso creo-dijo confundida-¿Recuerdas cuando me contaste que Charles y yo estábamos atados? Bueno, por lo que veo estamos destinados a estar juntos ¿Pero cómo sé que realmente es el indicado? Y no tú por ejemplo.

-No había pensado en eso, tiene sentido-respondió Carlos-¿Sabes que? Creo que se ocurrió algo-dijo con cinismo hacia ella, colocando sus manos en la pequeña cintura de Camille.

-Por lo que veo es muy bueno lo que se te ocurrió-dijo colocando sus manos sobre el respaldar del sofá quedando a milímetros de el-¿No quieres seguir hablando sobre tu matrimonio?

-Creo que prefiero hablar otro idioma-dijo subiendo la falda de Camille.

-Así ¿Y cuál?-dijo siendo impulsada hacia el fuerte español.

-El del sexo se me da mejor, el del amor no tanto ¿Quieres calentar antes de verte con Charles?

-Estoy completamente de acuerdo-dijo quitando la camisa del español-Joder, que bueno estás-expresó rozando sus manos sobre el duro abdomen.

-¿Bueno yo?-dijo quitando el bralette-Levántate un momento-le ordenó.

-Cómo ordenes-al estar de pie, Carlos quitó el seguro de la falda de Camille que cayó al suelo-Buena estás tú-dijo acercándola a él-Mira ese culazo, esas pedazo de tetas, ese cuerpazo, la delicia que tienes entre las piernas que huele y sabe de maravilla, algo de otro mundo ¿Más razones? Estás riquísima.

-Suficientes, pero tú estás riquísimo-dijo inclinándose ante el-El tallado abdomen, esos brazotes, esa espalda de infarto ¿Pero sabes que es lo mejor?-dijo desabotonando el pantalón.

-Dímelo-dijo demandante.

-Tu enorme pene, es impresionante lo bien que se siente-dijo tomándolo entre sus manos.

-Esa tanga ya te incomoda ¿O me equivoco?-dijo viéndola a los ojos-¿Por qué mejor no te la quito?

-No te equivocas ¿Y si me la quitas con los dientes? Digo, si lo resistes.

Con eso el español se mentalizó para resistir el espectacular aroma que emanaría de ella, depositando pequeños besos en el abdomen bajo hasta la tanga, con los dientes tomo el borde y lo jaló hacia abajo. El español vio de cerca como la fina tela se despegaba de los pliegues ya húmedos del orgasmo previo del monegasco, los fluidos caían en hilos sobre la tanga.

Carlos trató de resistirse a la escena, pero era imposible, bajo la tanga hasta la mitad de sus piernas-Tenías razón, no me iba a resistir...-dijo hundiendo su lengua entre los pliegues de la venezolana-Ostia Sainz-gimió enredando sus dedos entre el cabello oscuro. Lamiendo su centro, su lengua penetraba dentro de ella, esa presión de la estrechez caraqueña volvió loco al madrileño presionándola contra el-Uf si si, así papi ah-en la sensación el español succionaba la cavidad, su lengua entraba en ella sin piedad y las manos de la castaña apretaban los hombros del moreno con fuerza-Si carajo, joder Carlos-exclamó al sentir la rapidez con la que su lengua entraba-Que rico sabes. Ahora quiero que estés firme, ya me sé tu punto débil en el sexo oral y quiero que te vengas en mi boca-dijo incitándola a moverse en ondas.

DULCE PECADO (Charles Leclerc y Carlos Sainz)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora