01 | Otis, el soborno para la visita

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Diane

Estás bien.

Nada malo pasa.

Concéntrate.

Respira.

—Todo está bien, nada malo pasa, concéntrate —repito en un murmuro—, respira.

Respiré.

Me concentré.

No, nada malo pasa.

Sí, estás bien.

Inhalo y exhalo, relajando mis nervios más sensibles que nunca. Pongo los pies de vuelta al piso, el contacto me trajo de vuelta a la realidad.

Realidad, realidad, Diane. No sueños.

Estaba en la habitación, sola.

Eso era lo real.

La alarma sonó en la mesita a las 07: 00 AM, cómo todas las mañanas.

Estiré los brazos, desperezándome.

—Hora de iniciar el día.

Tomé mi toalla del gancho y entré al pequeño baño de nuestra habitación. Ahí estuve por exactos diez minutos dándome una ducha de agua fría y cepillando mis dientes.

Busqué la ropa en mi cajonera, como todas las mañanas, elegí una muda cómoda y fresca para el caluroso día que nos esperaba.

—En tres, dos, uno... —señalo hacia la puerta con el peine en mano, es abierta a la par, dejándome ver una chica de pelo corto cobrizo y mejillas rellenas llenas de pecas naranjas.

—¡Muy buenos días, mundo! —Harper sonríe mostrando todos los dientes—, ¿Qué tal amaneces, mi querida Diane?

Le devuelvo el gesto, pasando el peine por mi pelo enredado.

—Muy bien, mi querida Harper, ¿Tú qué tal?

—¡Increíble! —como cada mañana, no comprendo cómo es que siempre se despierta de tan buen humor—, hoy tengo una prueba especial, ¡Y estoy muy emocionada!

Arqueo una ceja en su dirección, aún desenredando mi pelo.

—¿Y no estás nerviosa?

—Oh, claro que sí, pero mi emoción puede más.

Otra cosa de siempre, la emoción de esa chica siempre puede más que lo demás.

—Bueno, espero te vaya bien en tu prueba.

—Gracias, Diane —se sienta en el borde de su cama—, ¿Y qué tal vas tú con tus exámenes?

Despedí un resoplido, concentrándome por unos momentos en desenredar mi pelo enmarañado. ¿Cuándo será la mañana en que no despierte y parezca la melena de un león?

—¿Tan mal? —miré por el espejo a Harper, tiene una mueca plasmada en los labios.

—No, solo... debo de ponerle más empeño.

—Siempre dices lo mismo.

—Es que siempre es lo mismo —en su mirada se refleja la preocupación—, oye, descuida, soy Diane Reynolds, una completa nerd, claro que voy a pasar mis exámenes.

Ella asintió, soltando una breve risita.

—Sí, claro que sí.

Harper empieza a caminar por toda nuestra habitación, buscando la ropa que se pondría para clases y arreglando su mochila. Todo el tiempo le digo que debería dejarla lista la noche anterior, y por mucho que me asegure que lo hará, nunca lo hace. Esa chica parece que tiene la mente en las nubes.

Las Calles De La LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora