Capitulo 4

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Unas voces empezaban a hacerse oír, haciéndome despertar. Abrí los ojos rápidamente y la luz provocaron cegarme, por lo cual los volví  a cerrar con fuerza.

- ¿Entonces me dice que ya está bien?

- Si, ya se lo dije varias veces, ella no va a necesitar una operación joven.

Pude reconocer la voz molesta de mi hermano todo preocupado.

-Ya guarda silencio Ébano, ¡no me dejas dormir!

- Bueno de igual manera muchas gracias- dijo mi hermano a una persona, que imagino era la enfermera.

Yo seguía con los ojos cerrados, pero empece a abrir de poco a poco para acostumbrarlos a la luz.

- Oye niña, ¡me diste un gran susto!

-Yo también te quiero- dije mandándole un beso en modo de broma.

-Eso te pasa por no desayunar bien niña.

Yo solo rodé los ojos y lo ignoré.

-Joven, necesitamos que la paciente descanse así que por favor retirese si es tan amable- dijo la enfermera (y por lo visto mi querido hermano la irritó, que novedad)

-Sí joven, por favor retirese- dije sacándole la lengua.

- Pero...

- Por favor, ¡deje descansar a su novia!

- Que asco, yo jamás estaría el- dije arrugando la cara.

- Y yo jamás estaría con alguien tan fea como ella.

La enfermera muy frustrada agarró a mi hermano por la espalda y lo llevó a la salida.

-Adiós niño castroso .

Escuche como mi hermano empezaba a maldecir por debajo lo cual me hizo reír, pero mi risa no duró tanto ya que mi cabeza me empezó a doler.

- ¡Por el amor de Zeus! Su novio es muy persistente...

-No es mi novio, ¡es mi hermano !

La enfermera empezó a reírse a carcajadas y no entendía el por qué. Pero luego de un rato ella se puso algo mas seria, o más bien con una sonrisa algo maternal, lo cual me hizo sonreírle mutuamente.

-Te diste un golpe muy fuerte- dijo mirándome a los ojos, pero todavía tenía esa sonrisa  que aspiraba algo materno-cuando te encontró tu hermano, vino directo hacia acá pensando que era de vida o muerte- una risa se le escapó por lo cual yo también reí.

-Ese tonto- dije rodando los ojos-es muy exagerado- dije con media sonrisa .

-Se nota lo mucho que te adora .

- A veces puede que sea algo frustrante.

Su sonrisa maternal y cálida cambio a una sonrisa triste, como si recordara algo de su pasado, por lo cual supe que ya era el momento de regresar a clase.

Cuando iba saliendo de la enfermería ella me agarro el brazo.

Una sensación cálida y a la vez algo conocida inundó  mi cuerpo, eso me sorprendió por un pequeño momento, haciendo que volteara a verla.

Mis ojos fueron directamente a los suyos, pude descubrir que sus ojos estaban llenos de angustia, como queriéndome decir algo pero al mismo tiempo no poder.

Fue un momento algo tenso pero al final me soltó.

- Se te olvida tu mochila cariño- dijo con una sonrisa, pero sus ojos se veían algo tristes .

Asentí con la cabeza y agarre la mochila  rápidamente para poder salir de ahí, aun que me sobresaltó un poco cuando estaba por cerrar la puerta ella me dijo algo extraño al principio.

"No olvides cuidarte de todo y todos, y desayuna algo por favor... Adiós"

Al principio pensé que era por la inseguridad de estos tiempos y por no haber desayunado correctamente. Pero luego le empece a darle vuelta a esa simple oración y cada vez toda era aún más confuso, pero lo que realmente me confundió más fue ese "Adiós" tan lleno de sentimientos no expresados.

Por dios creo que me estoy volviendo loca.

Después de haberme mareado tanto por esa simple frase, decidí dejarlo para después, ya que ya iba a terminar las clases del día de hoy y yo seguía pensando en eso una y otra vez.

- Señorita Aileen me puede repetir ¿Qué es lo que estaba diciéndome?

- Discúlpeme, pero no le estaba prestando atención- se lo dije mirándole a los ojos en tono de disculpa.

-bueno, présteme atención y sigamos con la clase.

Empezó a tomar los apuntes de esto, aunque ciertamente era algo demasiado fácil. Por que es legua y la verdad es que el francés ya lo estudie hace años.

- Bueno estudiantes, como muchos saben, se podrá elegir cualquier idioma que desee aprender en estas clases extras o repasar el que ya estamos estudiando.

A cada uno nos dio una tarjeta donde venia la dirección, número y los idiomas que se podían aprender. Ningún idioma había de mi interés, ya que la mayoría ya les había estudiado.

- Si a alguien le interesa levante la- la señora no pudo terminar ya que alguien muy descortés la interrumpió.

- Señora  nadie ira a estas clases tan aburridas para desperdiciar el tiempo-

Yo estaba sobresaltada por las palabras tan bruscas y groseras que había dicho porque se trataba de una persona mayor que intentaba hacernos aprender más.

- no creo que sea correcto hablarle así a una autoridad- dije enojada por la situación.

- si si, a nadie le importa.

Lo ignore y le sonreí a la maestra la cual me devolvió la sonrisa.

-No voy a tolerar estas faltas de respeto, vaya a la dirección ahora mismo.-dijo la maestra severamente.

El chico había quedado callado e hizo caso omiso a lo que le dijo la maestra.

El timbre tocó y la tensión del salón desapareció por completo, ya que era la última clase del día de hoy.

Cuando estaba lista para salir de la clase me pude fijar que ya todos se iban, ni siquiera le agradecieron a la profesora por enseñarles, no puedo creerlo.

Agarre mis cosas, pero no sin antes agradecerle a la profesora y salí de ahí.

Todo aquí es muy raro, las personas aquí son muy maleducados y es que simplemente no lo logro entender, los alumnos creen que por pagar la colegiatura pueden hacer lo que quieran y faltarle el respeto a sus maestros.

Odio esa forma de pensar, es como si se sintieran superiores a los otros por tener dinero.

(...)

Al poder terminar la última tarea, me pude percatar que no había tardado mucho tiempo, por lo cual me pare de mi escritorio estirando todas mis extremidades.

Entre al baño quitándome la blusa y arrojándola por algún lugar del suelo, ya que estaba con demasiadas cosas en la cabeza como para poder percatarme de que mi perrito estaba sucio.

Arrugue la nariz sonriendo, al verlo debajo de mi blusa.

Me empece a reír mientras él seguía haciendo sus juegos, pero después de un rato saqué a moró de el baño y para poder ducharme bien.

La profecía Donde viven las historias. Descúbrelo ahora