Me M*taré Si No Me Quieres

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Capítulo 28 - No me odies

Ania estaba llorando.

Se aferraba a mí en mis brazos.

"No te vayas de mi lado", gritaba, aferrándose a mí.

Sus sollozos jadeantes me resultaban tan extraños que lo único que podía hacer era mirar fijamente la frente temblorosa de Ania.

"Ania...."

Estaba seguro de que me dejaría.

Ania Bronte no amaba a Edward Radner.

Era una mujer que no entendía lo que era el amor.

Sin embargo, aquí estaba, pidiéndome que no la dejara, rogándome que no la odiara.

¿Era esto también para ganar mi corazón?
¿Para volver el corazón de Edward Radner hacia ella?

Pero si esos hombros temblorosos y esa voz temblorosa eran sólo una actuación, ¿en qué demonios podía creer?

Por eso.

A pesar de jurar marcharme,
A pesar de resolver terminar nuestra condenada relación hermosamente algún día...

"Por favor...."

Intenté levantarle la cabeza con suavidad, pero Ania la mantenía profundamente inclinada.

Su cabello dorado despeinado le cubría la cara como una cortina, y el aire calentado por su respiración entrecortada se escapaba suavemente.

"Ania. Mírame".
"No quiero."
"Quiero hablar".
"¡No! ¡No quiero oírlo! Sé que me vas a pedir el divorcio."

Sí.

Eso es lo que iba a decir.

Hasta que lloraste y suplicaste.

Pensé que sabía lo que querías.

Como alguien que no podía protegerte adecuadamente, pensé que ya habías tenido suficiente.

Así que todavía no sé por qué me quieres tanto.

"¿Debería preguntar?

Ania Bronte... ¿Puedo creer tus palabras?

Si dices que es porque me quieres,
¿puedo creerlo sin ninguna duda?

No lo sé, pero si no me pides que me vaya, no lo haré.

Incluso si esta relación termina en desastre.
Incluso si este amor puede eventualmente matarme.

"No me iré."

El viento soplaba ferozmente.

Cubrí el cuerpo frío de Ania con mi abrigo.

"No me iré."

Guiando su cuerpo helado, empujé suavemente la espalda de Ania.

Nuestros pasos subiendo la colina se dirigían al mismo lugar.

***

La fiesta de la cosecha terminó sin mayores incidentes.

Como era imposible llevar inmediatamente a Ania, que temblaba de frío, de vuelta a nuestra mansión, decidimos quedarnos un día más en la finca de los Bronte y regresar al día siguiente.

Valentine Bronte parecía preocupado por su hija y no quería separarse de Ania durante mucho tiempo.

Pensé que se quedaría con ella toda la noche, pero, afortunadamente, uno de los criados mencionó que tenía que empezar temprano al día siguiente, así que regresó a su habitación.