Capitulo 5

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Dee no entendía como había llegado a esa situación. ¿Demonios, ahora como iba a escapar?

Sus perfectamente delineados ojos iban y venían por todo el acogedor hogar deteniendose ante la imponente figura de la mujer a su frente. Ella aun sostenía su bate, golpeando uno de sus lados contra la palma de su mano extendida.

Sus iris esmeralda a veces se cruzaban con los celestes ojos del rubio logrando que el ceño de la adulta se frunciera aun más y sus colmillos salieran a la vista.

Tensión. Eso se podía sentir en el ambiente a pesar de que ninguno hacía algún movimiento o tuviera indicios de hablar.

Para Dee, la mirada de la mujer era peligrosa, aun más sus constantes advertencias silenciosas. Él sabía que un pequeño golpe podría provocar le mucho daño por el simple hecho de que carecía de fuerza o control para evitarlo siendo el peor de los casos tener que detenerlo con sus manos.

El sudor bajaba por el costado de la cabeza del muchacho. Su mirada firme aún se mantenía sobre el iris esmeralda de la mujer mezclandose un poco entre si, siendo absorbidos por el silencio plasmado en el lugar. Si era honesto, no tenía un plan para poder escapar pronto de allí.

El gruñido por parte de la mujer hizo volver de nuevo a Dee a él presente. Sus manos rápidamente se apoyaron sobre la superficie de la mesa levantándose en su lugar, formando una delgada y apenas perceptible línea en sus labios. No era una sonrisa, más bien una mueca mal hecha qué intentaba demostrar seguridad ante la situación acontecida.

Victoria entonces se levantó de la silla. De un golpe apoyo sus manos sobre la misma superficie en donde descansaban las de Dee, solo que su fuerza hizo tambalear la mesa y desestabilizar un poco al adolescente. Ella se inclino hacia el frente haciendo que el bate rodara un poco hacia el rubio, sus ojos se entrecerraron y sus dientes se juntaron con fuerza claramente intentando descifrar algo qué Dee hasta el momento no entendía.

—Maldito —Victoria gruñó manteniendo sus dientes juntos. Estaba segura que era él, ese bastado de.. —Te pareces mucho a él. ¿Que demonios hacías con Heavy a estas Horas?

Dee le observo confuso. Una de sus cejas se arqueo al instante y sus iris jamás dejaron de mirar el cuerpo de la mujer ni sus movimientos. Los seguía, casi como si intentará descifrarlos.

—Fue una coincidencia encontrarnos —Exclamó con calma. Manteniendo el desinterés en su expresión.

Dee se mantuvo firme, apoyaba completamente su peso sobre sus manos encarando a la adulta de cabellos rojizo. Tuvo que pasar saliva con evidente terror al notar una llama nacer en las profundas pupilas de la mujer. Mierda, estaba muerto.

—¿A que se refiere con "él"?

Victoria enterró las uñas en la madera de la mesa, dejando un evidente camino al cerrar su mano.

—A ese maldito hijo de perra qué.. —Victoria mordió con evidente fuerza su labio inferior. Dee pudo notar como sus iris se desviaban por unos instantes hacia abajo dejando ver una segunda cabellera rojiza qué apareció en el radar de su vista.

Heavy abrazaba a su madre con indiscutible fuerza ocultando su rostro entre la curiosa pijama que portaba la mayor. Parecía llorar aunque Dee no estaba seguro por la posición en la que se encontraba.

—Por favor no lo mates—Dee parpadeo desconcertado. Una pequeña gota de sudor escapó por el costado de su rostro al igual que un pequeño sonido sorpresivo surgió de sus labios —Ni lo entierres para que nadie lo encuentre.

Él pequeño niño rogó, alzando su cabeza y mirada hasta su madre mientras sorbia su nariz e intentaba limpiar sus ahora mojadas mejillas. Victoria resoplo alzando la mirada al techo, soltando un evidente y largo suspiro. Pronto sus manos se apoyaron en los cabellos rojizos de su hijo despeinado estos cariñosamente al enterrar sus dedos entre las fibras.

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