5-Pesadillas

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-Cuento-

Narrador omnipresente


En un pequeño pueblo rodeado de altas montañas, vivía una niña llamada Eris. Eris era una niña peculiar y muy curiosa, pero tenía un secreto: desde que era pequeña, era atormentada por pesadillas vívidas y aterradoras que la despertaban en medio de la noche, envuelta en sudor y temblando de miedo.

En sus sueños, criaturas oscuras y sombrías la perseguían por laberintos interminables, susurros siniestros llenaban sus oídos, sombras se movían en las esquinas de su habitación, la pequeña solo trataba de huir de cada uno de ellos pero sentía que pronto alguno de ellos la atraparía. Cada noche, Eris temía cerrar los ojos, sabiendo que las pesadillas esperaban pacientemente su llegada y pronto tendría que volver a huir de ellos.

Un día, cansada de ser prisionera de sus propios miedos, Eris decidió enfrentar sus pesadillas. Consultó a la anciana sabia del pueblo, quien le dijo que las pesadillas no eran más que manifestaciones de sus propios temores y que solo enfrentándolos podría liberarse de su influencia, la pequeña Eris sin poder creer que todos esos mounstros eran su propia realidad corrió ha casa para pensar, quizás pueda entender lo que sus sueños le tratan de mostrar.

Decidida a poner fin a su tormento, Eris se armó de valor una noche y se adentró en sus sueños oscuros. Enfrentó a las criaturas, desafió a las sombras y desenmarañó los laberintos de su mente. Con cada paso valiente, las pesadillas perdían poder sobre ella, la pequeña Eris ya había perdido aquel miedo hacía los monstruos, dejo de huir de ellos para afrontarlos sin temor ni nervios.

Finalmente, al llegar al centro de sus sueños, se encontró con una versión sombría de sí misma, la manifestación de todos aquellos miedos y dudas. Con lágrimas en los ojos, al darse cuenta de la situación decidió darle un abrazó con amor y comprensión, aceptando cada parte de sí misma, incluso las más oscuras. Por fin la pequeña Eris ya no se siente atrapada de miedo u impontente del no porder hacer nada.

Ya no había más temor, las pesadillas se desvanecieron como niebla al sol de la mañana. Eris despertó en su cama, con una sensación de ligereza y liberación que nunca antes había experimentado. Desde ese día en adelante, durmió en paz, sabiendo que su valentía había transformado sus pesadillas en sueños de esperanza y fortaleza.






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Este pequeño cuento va sobre las personas que reflejan sus miedos en sus sueños, a veces mucho estrés o preocupaciones hacía nuestro futuro crean este tipo de pesadillas donde nos sentimos atrapados, que nos persiguen y tratamos de huir, sentimos tanta impotencia en nosotros que buscamos una forma de protegernos que es huyendo de nuestros problemas. Afrontar aquello que nos aterra y seguir adelante sin mirar atrás es lo que debemos de hacer.

Trazos de vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora