Jungkook se aburría con mucha facilidad.
Llevaba media hora utilizando el celular, estaba jugando un estúpido juego que descargó para matar los minutos y ya quería arrojar el aparato contra la pared por no poder pasar del nivel treinta.
Había desperdiciado todas las vidas que el maldito juego le proporcionó, tenía que esperar quince tediosos minutos a que el sistema le generara una nueva y la peor parte, era que probablemente la perdería en cuanto presionara el botón de "start".
Respiró extenso, colocando el celular bloqueado en su bolsillo y erradicó la comezón que surgió en su lagrimal izquierdo, al tallarse la zona con los nudillos.
Luego de eso, se fijó en el enorme tocador con bombillas encendidas que se alzaba al fondo del camerino y admiró silenciosamente al chico que se hallaba sentado frente a él, pareciéndole curiosa la forma en que su sonrisa se mantenía al mirarse en el espejo, mientras su cabello era peinado con meticulosa calma.
Jimin estaba amando completamente la forma en que sus cabellos eran entrecruzados en preciosas trenzas por las hábiles manos de un individuo que se había presentado como Alex.
Al parecer, era el asistente personal del trapecista y a Jungkook no le provocaba conflicto que el muchacho estuviera ahí, pues exclusivamente se encargaba de desempeñar su trabajo como cualquier empleado y no podía objetar, era bastante servicial.
Pero de haber sabido que se iba a demorar tanto tiempo en solo peinarlo, no habría accedido a ir al nuevo circo dónde el menor laboraba.
Y es que después de que el mocoso se apareciera en la entrada de su casa, con una mochila colgando en la espalda y la cabeza de un elefante saliendo de ella, no encontró los vocablos correctos para negarse a la invitación.
Entonces, acabó en el enorme vestidor, tirado en el sofá individual y esperando a que terminaran de mejorar su aspecto.
—Bicho, ¿te falta mucho? —cuestionó, apoyando su barbilla en la mano.
Lo miró por el reflejo del espejo y hubo una angelical sonrisa que le sacudió las entrañas.
—Uhm... ¿Falta mucho, Alex? —le preguntó al joven que se dedicaba a atusar su cabellera.
—No, ya estoy por terminar —resolvió, tejiendo el final de la segunda trenza—. Creí que sería más complicado por el tipo de cabello que tienes, pero en realidad es muy manejable.
—Me lo cuido demasiado, uso variedad de productos para que no se maltrate.
—Se nota, está en perfecto estado.
Jimin achinó los bordes de sus ojos con orgullo, sabía que la sedosidad de sus cabellos era símbolo de encanto.
Por su lado, el vidente bufaba, observando los cuadros decorativos que adornaban los muros del espacio. Iba a quedarse dormido, en un descuido bajaría los párpados y empezaría a roncar, asustando a los otros dos con los ruidos extravagantes que emitía al descansar.
Él ya quería salir de ahí. Quería ir a caminar por el circo, conocer la feria, comer algo o lo que fuese necesario para alejarse del pesado sueño que lo estaba aplastando, pero el rubio continuaba deleitándose con su imagen, gozando de lo fantástico que se veía y él solo podía entornar los ojos, aguantando el martirio.
—Ya quedó —como un milagro divino, Alex pronunció—: ¿Qué te parece?
Jimin movió la cabeza, examinando el peinado de diferentes ángulos y le dio una contenta aprobación.
—Me encanta —exclamó, jocoso—. Una vez me hicieron unas trenzas similares en Legacy, pero hoy me gustaron más.
—Eso es porque yo las hice —el de mata negra, espetó con dicha—. ¿Quieres algo de la cafetería?
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it's all an act 𐙚 kookmin.
RomantikJimin amaba con cada latido ser un trapecista en el circo "Legacy", desde que tuvo uso de razón, siempre soñó con ser parte del espectáculo. Y su vida sería completamente perfecta, si no tuviera que lidiar continuamente con Jungkook, un malhumorado...