Ariana estaba molesta.
No, molesta era poco, la palabra correcta a utilizar era enrabiada.
Jimin juraba que echaba lumbre por las fosas nasales y humo por las orejas, hace tantos años no la veía así de enojada con él, hasta ese instante fue consciente de su gran metida de pata.
No tenía nada que hacer ni forma de defenderse, cual crío castigado terminó con la cabeza agachada, sentado en el sillón donde tuvo a Jungkook jadeando minutos atrás y aceptó el regaño de su madre por desobedecer las reglas en el trabajo.
—¡Siempre haces lo que quieres! —ella gruñó, sacudiendo los brazos al enfatizar—. ¡En tu vida habías probado el alcohol y se te ocurre hacerlo afuera, con cientos de desconocidos y en una discoteca! Por dios, ¡tú ni siquiera vas a discotecas!
La notaba alterada, hasta pensó en recomendarle que se tomara un té de pasiflora.
No lo hizo por respeto.
—Fue mi cumpleaños —argumentó, colocando las manos entre sus muslos—. Sé que no lo justifica, pero quería hacer algo diferente.
—¡¿Y por diferente te refieres a emborracharte?! —la punta de su zapato comenzó a pegar en el piso—. Es que ni siquiera lo puedo creer, Jimin, ¿sabes el problema en el que ya te metiste?
—Sí, lo sé, ya sé que me van a suspender algunos días y no tengo derecho a protestar —le tocaba asumir las consecuencias de sus imprudencias—. Ya lo hice, no puedo cambiar los hechos pero si responsabilizarme de ellos.
—Me sorprendes, debo admitir —la mujer negó en reproche—. ¿En qué momento decidiste que sería buena idea?
Jimin tuvo que alzar la cara cuando oyó la cuestión y contrajo los labios.
—Lo decidí cuando nadie se apareció en mi fiesta, mamá —comentó, tajantemente—. Nadie estuvo ahí, ningún invitado asistió y no quise arruinarme la noche por eso.
—Y eso está bien, no te estoy reprendiendo por salir, que bueno que hayas decidido celebrar aún así —especificó—, lo malo aquí es que bebiste cuando sabes de sobra que esta penado en el circo y hasta firmaste un contrato que lo establece.
—Y ya te dije que me haré cargo de eso —de milagro, no rodó los ojos—. ¿Qué más quieres escuchar?
—¿Con quién fuiste?
—Con Jin, Mingyu, Taehyung... —hizo una pausa, señalando a su cuarto acompañante—, y Jungkook.
Porque sí, Jeon todavía estaba ahí de chismoso, cumpliendo su sueño de quedarse a contemplar el sermón que Ariana le estaba dando a su retoño.
Dadas las circunstancias, terminó colocándose en un rincón del vestidor al no lograr escapar cuando la señora Park entró, azotando la puerta y arrasando con todo a su paso cual huracán destructivo. Sí, había manifestado tan bien el presenciar aquella escena y ahora escuchaba la reprimenda mientras se preocupaba por no delatarse a sí mismo.
Por pura ratificación, checó confidencialmente que su bragueta estuviese arriba, pues por las prisas se cerró los pantalones con rapidez y no lo corroboró hasta que se acordó.
En su mente, si valoró que Jimin le quitara la capa de sudor que tenía en la frente con una toallita húmeda y le peinara el cabello con los dedos antes de abrir, al menos así se veía menos indecente.
Gracias al cielo, todo estaba en orden.
El trapecista también fue veloz con su arreglo, se limpió la tez del rostro y eliminó el semen que regó ahí, borrando la tentadora evidencia. Vio que se cambió la camiseta por una más larga, la nueva prenda le llegaba a los muslos y concluyó que era con el objetivo de cubrir su desatendida erección.
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it's all an act 𐙚 kookmin.
Storie d'amoreJimin amaba con cada latido ser un trapecista en el circo "Legacy", desde que tuvo uso de razón, siempre soñó con ser parte del espectáculo. Y su vida sería completamente perfecta, si no tuviera que lidiar continuamente con Jungkook, un malhumorado...