El comienzo

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Recuerdo todo como si hubiese sido ayer mismo, cosas así se graban en la mente de uno y se rehúsan a abandonarla para siempre. Tal vez mi historia no sea leída jamás, ojalá esté equivocado. Intentaré narrarles desde el comienzo de esta mierda quizás sirva de algo aún...

-¡Levantate, Aaron!

Cada día mi madre es mi despertador. Suelo tener el sueño pesado por cuál decidimos dejar de intentar con los relojes tradicionales y optamos por sus efectivos gritos.

Ser obligado a salir de la cama tan temprano debería ser multado severamente. Intenté hacer caso omiso a los múltiples llamados de mi madre, al parecer esto la enfadó demasiado dado que lo próximo que supe era que estaba tirado en el suelo de mi habitación.

-Bueno, bueno ya voy- dije mientras intentaba levantarme.

-Aaron, es la quinta vez-dijo mi madre con cara de pocos amigos-. Debes llevar a Naomi al colegio, el auto se descompuso.

Comenzó a dirigirse hacia la puerta mientras yo buscaba en el placard alguna camiseta que ponerme.

-Ah, lo olvidaba ¿Podrías buscar mis medicamentos en la farmacia, por favor?

Me limité a asentir mientras terminaba de vestirme, mi madre sonrió y salió de mi habitación.

Mientras me disponía a salir de mi cuarto escuché unos pasos dirigiéndose hacia mi, me escondí detrás de la puerta y aguardé a que el pequeño demonio, la bestia más insoportable del mundo intentase atacarme.

El crujir de la madera la delató. Me abalancé sobre ella y la derribé, la miré a los ojos, de cerca era aún más fea, sus ojos se clavaron en los míos, su boca se abrió y de ella salió lo que más temía.

-¡MAMÁ!- gritó Naomi con todas sus fuerzas-¡Aaron lo está haciendo otra vez!

No tardé mucho en escuchar la
respuesta proveniente desde la cocina.

-¡Aaron suelta a tu hermana o te juro que...

-Está bien, está bien-alcancé a decir mientras me levantaba-. Buenos días piojo.

Le tendí una mano a Naomi, esta la aceptó y mientras la levantaba del suelo sonrió y respondió.

-Buenos días idiota ¿Me llevas a la escuela?

-Está bien, vamos- dije en tono amable-. Pero primero debo ir al baño.

Veinte minutos después estábamos en pleno camino hacia la escuela de Naomi.
Con 11 años aún está en primaria; es un tanto más alta que la mayoría de las niñas de su edad, su cabello negro cae sobre sus hombros y sus ojos cafés al igual que los míos siempre están iluminados dado que es una niña muy alegre.

-Aaron, ¿que te gustaría para mañana?

-Sabes que no me gustan lo cumpleaños, lo único que quiero es dormir.

Naomi puso los ojos en blanco, sonrió y dijo.

-No todos los días se cumplen dieciocho, bobo.

-Lo sé, lo sé. Pero no me gusta el estar todo el año a la expectativa de un sólo día en especial-dije mientras seguíamos caminando.

Naomi resopló y seguimos caminando en silencio. Faltaban al menos siete cuadras para llegar a su escuela, mientras caminaba no dejaba de mirar a mi alrededor.

-Hay poca gente, no?-pregunté en voz alta sin dirigirme especialmente a Naomi.

-Realmente-dijo observando alrededor-, ¿será alguna festividad o algo por el estilo?

El finDonde viven las historias. Descúbrelo ahora