Descubrimientos... (Parte 3-3)

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Mis pies se movían con un solo objetivo, llegar a Naomi.

Estaba a unos 15 metros de la multitud de caminantes cuando algo se abalanzó sobre mi tirandome a un lado.
Volteé apuntando mi revólver esperando ver un caminante, pero para mi sorpresa allí estaba Laura.

-¿Que demonios haces?- me preguntó con los ojos llenos de ira.

-Allí... en la casa... Naomi- las palabras brotaban de mi boca mientras lograba ponerme de pie.

Laura me tomó de la mano y me arrastró hacia un callejón.

-No lograrás nunca llegar- comenzó a decirme ella-, si usas tu navaja no podrás con todos, y si comienzas a dispararles con tu revólver el sonido de los disparos atraerá más y más.

Sus palabras fueron cómo un puñal en mi pecho, apoyé mi espalda sobre la pared y comencé a deslizarme hasta quedar sentado en el suelo mojado.

-Es cierto- agregué luego de unos minutos de silencio-, parece que el oído su sentido más desarrollado.

-Eso y su olfato- dijo Laura sin importancia alguna.

-¿Cómo que su olfato?- dije sin poder contener mi sorpresa.

- ¿Acaso no lo notaste?- me preguntó ella con incredulidad- Ellos tienen olor a podrido, su cuerpo está descompuesto. En cambio, nosotros no lo estamos y esto nos vuelve diferentes. Es sólo una corazonada, pero si no fuese así se atacarían entre ellos mismos.

Me puse de pie en una milésima de segundo y tomé a Laura de los hombros.

-¡Eres una genio!- le di un beso en su mejilla y salí corriendo del callejón luego de susurrarle en su oído- esperame.

Alejado del grupo, que seguía alimentándose, a unos dos metros del callejón se encontraba un caminante.
Estaba sólo así que corrí hacia el y antes de que este pudiese hacer siquiera un ruido le clavé la navaja a un lado de su cabeza.

Éste cayó precipitadamente al suelo, lo tomé de las piernas y lo arrastré hacia el callejón.
Di un vistazo hacia el grupo de caminantes, pero parecía que aún estaban ocupados.

Llegué al callejón y Laura, al verme con el caminante, hizo una mueca de asco.

-¿Que haces, idiota?- preguntó con sorpresa en su voz.

-Llevar a cabo tu idea, obvio.

Clavé mi navaja en el estómago del muerto y la arrastré hacia arriba para dejar al descubierto los órganos.

-Iug- exclamó Laura.

A decir verdad el olor era insoportable, pero debía hacerlo para rescatar a mi hermana. Me quité el abrigo y metí mi mano por el agujero que había abierto en su abdomen.
Tomé sus intestinos en mis manos y luego de escuchar las arcadas de Laura comencé a esparcirlos por mi cuerpo.

Mis propias arcadas no tardaron en llegar, pero seguí haciéndolo hasta quedar lleno de sangre y tripas del caminante.

-Ok...-empezó a decir Laura- ahora si hueles cómo ellos.

Sonreí y me acerqué a ella con los brazos estendidos.

-Dame un abachoooo- Laura se alejó de mi aunque pude ver una sonrisa en sus labios.

-¿Ahora me toca a mi, no?- preguntó ella mirándome al rostro con un gesto de asco.

-De hecho... preferiría que no fueses conmigo.

-¿Qué? ¿Porqué?- su expresión era de incredulidad total.

-No sabemos si esto funcione, y no quiero perderte. Si ves que me pasa algo...-señalé su cinturón- no me dejes volver. Recuerda, una bala en la cabeza.

El finDonde viven las historias. Descúbrelo ahora