09: No odies tu pasado por lo que hiciste

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N/A: Esto es para entretenerte mientras voy escribiendo el siguiente capítulo (?)

— ¿Sigues dormido? — murmuró Izan entre la penumbra de la cabaña. 

— No —respondí. 

—Bien...— Se acomodo en su cama — ¿Algún tema que quieras hablar? 

—No sé me ocurre nada.

—Emmm... ¿Qué pasó cuándo te fuiste del campamento?

Observe el techo de la cabaña. 

—Todo fue diferente. Mi relación con mi madre es más fuerte... em. Por fin logré quitarme de encima a esos imbéciles que me drogaban.

—¿Qué pasó con ellos?

— Los encarcelaron — reí. 

— Me parece —sonrió —Prosigue.

— Normal. Me centre en mis estudios y eso... Nada nuevo. ¿Tú?

— Volví a la casa de mi madre. Salí con Sophie unas cuantas veces... 

— ¿Qué hizo para conquistarte?

— No yo lo sé —Se rió —Qué fuera ella misma; divertida, algo rebelde.

— ¿Rebelde? Ella debería ir a un psiquiatra. 

— No, no — rió —. Está menos molesta que antes. Es dulce, adorable en algunas ocasiones y muy inteligente... No me arrepiento de nada.

— Mellizos — susurré —, ¿Ya sabes qué serán?

—  Un niño y una niña. 

— ¿Sus nombres? 

— Leo y Alice. — sonrió —Sophie eligió uno y yo el otro.

— Me gustan. 

— A mi también, obviamente. Oye, Jesse, en eso de la droga, ¿Cómo lograste salir tan rápido de esa adicción?  

— Al principió no fue fácil, pero al ver que no la necesitaba y que solo la consumía porque ellos me obligaban no tenía sentido. Yo mismo me cuide y lo superé. Estoy agradecido que no me volví adicto. 

— Que bien. 

— ¿Y Lucy...?

— Ella está bien, este donde este. Sé que Thiago también se encuentra bien junto a ella...

— Pero... ¿ya no...? 

— La extrañó, si. Pero ya era hora de superarla... Ahora debo salir adelante con mi nueva familia y la que viene en camino, como un buen padre lo haría. 

— Me enorgulleces, Izan. 

 — Lo sé. Todos se enorgullecen de mi. 

Le lancé una almohada. 

— ¡Eres un imbécil! — reí. 

— ¡Siempre! — y me devolvió la almohada. — ¡Además, admítelo, tú también lo eres! 

— Te insultaría, pero... ¿A quién engaño? 

— ¿Pueden dormirse, por favor? — suplico Austin cubriéndose el rostro con su almohada. 

— Si, si... — murmuré —. Perdón.

— Ya... ya...

— Es mejor que te duermas — me dijo Izan —. En la mañana necesitaras fuerzas y energía, así no dejaras todo mal. 

— ¿Cómo ayer? No, gracias. 

Me acomodé en mi cama, observando el techo iluminado por la minúscula luz que entraba por la ventana.  Suspire.

— Buenas noches — dijo Izan. 

— Buenas noches. 

 

Mientras tanto, en el siguiente capitulo: 

— ¡¿Cómo que le tiene fobia a las ardillas?! ¡Sólo míralas, son adorables! — decía Austin apuntando la pequeña criatura. 

— Desde niño les tiene fobia. No tuvo una bonita experiencia conociéndolas y no lo culpo por tenerles miedo... — contesto, pasando sus manos por el cabello blanco. 

— ¡ALEJENLAS DE MI, POR FAVOR! — suplicaba el chico encima de una mesa, a borde del colapso. 

— ¡POR LA MIERDA, RELÁJATE MARÍA! 



C.W: La venganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora