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Brilla sin importar lo que cueste, a la oscuridad le molesta el amor propio.

Al darme cuenta de que era Black, me volteé y lo abracé lo más fuerte que pude, no podía ocultar lo feliz que me hacía verlo.

—Yo también me alegro demasiado de verte, peluchito —añadió mientras correspondía mi abrazo, a la par que aspiraba el aroma de mi cabello.

Siempre se me hacía muy extraño que hiciera eso, pero no me molestaba, me gustaba.

—No esperaba verte aquí, pensé que te habías marchado ya a Alemania —comenté sorprendida.

Me separé porque todos nos veían con cara extraña, a pesar de que Black era mi mejor amigo desde la infancia, las personas se tomaban el trabajo de inventar que él era mi novio, algo que era totalmente imposible a pesar de que Black era el segundo chico más guapo en la secundaria, jamás me fijaría en él de una forma romántica.

—Bueno, peluchito, no podía dejarte sola en medio de toda esta jauría de fieras que mueren por comerte —alegó entre risas.

—Me puedo defender. Me resulta fascinante que hayas pospuesto tus vacaciones a Alemania solamente para protegerme en esta fiesta. Eres el mejor amigo de todos.

En un gesto bonito, él tomó mi nariz y la apretó un poco.

—Eres mi niña consentida, y suerte que llegué a tiempo antes de que todos se hubieran burlado aún más —aseveró molesto.

Se comportaba como mi hermano mayor, siempre que alguien me decía o hacía algo, él se enojaba demasiado y siempre me estaba protegiendo de todo y de todos.

—Vaya cerdita, vino tu Romeo a salvarte la noche. Qué romántico, Pepa Pig y Slenderman, un nuevo fanfic —se burló Natanael.

Black intentó abalanzarse sobre él, pero coloqué mi mano en su pecho para detenerlo. Él me observó clavando sus ojos azules en los míos. Negué con la cabeza y fue entonces cuando se colocó en la posición anterior, decidiendo ignorar.

—Pero miren a quién tenemos aquí, el chico de negro y la cerdita. Pero querida, era vestirse elegante. El circo está a cinco calles de aquí, creo que te equivocaste de evento —comentó Sally, quien apareció de un momento a otro.

—Pues el estanque de garzas está a dos, creo que llegarías primero a tu hábitat que yo al circo —contraataqué, sintiéndome victoriosa.

En su rostro se notaba la molestia, su sangre ardía ya que no tenía insultos muy creativos. Recién me doy cuenta y recapacito que ella y Natanael sí hacen la pareja perfecta, ambos tienen la cabeza igual de hueca, sus infelices neuronas deben flotar.

—No perdamos más el tiempo, ¿me concedes un baile? —pidió Black, esbozando una sonrisa encantadora.

Cómo podía negarme si era tan encantador. Asentí y ambos fuimos a la pista. Antes de bailar, me coloqué bien la chaqueta suya, cubriendo la rasgadura.

Posicionó su mano alrededor de mi cintura, con la otra tomó una de mis palmas. Comenzó a sonar "La Promesa" y nuestros cuerpos empezaron a bailar al compás de la música. Me sentía tan orgullosa de tener un mejor amigo tan increíble.

—Te prometo, amor, que solamente
Yo tengo en mi mente pedirte una noche — cantó de pronto.

Solamente reí, porque jamás imaginé que supiera esa canción. Podía sentir la intensidad de su mirada, pero estaba acostumbrada. Siempre me observaba así, era algo que también me parecía gracioso. Al terminar, no me soltó. Yo tomé la iniciativa alejándome. Varias chicas corrieron hacia él para invitarlo a bailar.

¿Y Sino Encajamos? /BORRADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora