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Camil

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Camil.

Abri mis ojos poco a poco, me asusté al darme cuenta que me encontraba entubada, intenté moverme pero una enfermera se acercó y me tranquilizó.

—Tranquila pequeña,todo va acabar pronto —susurro,mientras le hacía una señal a alguien.

Un hombre enmascarado se hizo presente, se acercó con una jeringa que contenía un líquido de un color muy extraño, intenté hablar para pedir auxilio pero no pude hacer nada, desesperada me intente levantar, pero gracias al tubo que pasaba por mi garganta no podía.

Pensé que moriría, y toda mi vida paso frente a mis ojos, el día que conocí a Black en ese parque, cuando me regaló mi primera flor, cuando mi padre me enseñó a dibujar, mi primer día de secundaria cuando Black me defendió de todos, el dia de la graduación cuando me regaló el collar que conservaba con mucho amor, incluso cuando sentí sus manos acariciar mi cuerpo.

No puedo morir,sin confesarle mis sentimientos a Black, por favor Diosito, ayúdeme.

Suplique para dentro de mi, derramando lágrimas llenas de desesperación.

—Tus días en este mundo, se acabaron —dijo una voz grave, que me resultó familiar.

Cuando estaba por despedirme de este mundo, y me resigne a mi final, un doctor se adentro a la habitación.

—¿¡Que está pasando aquí?! —pregunto alarmado.

—Nada señor, ese hombre me amenazó —fingio la enfermera.

El doctor se acercó al hombre para encararlo, pero ese extraño enmascarado le ganaba, en fuerza y tamaño, así que lo empujó causando que el doctor cayera hacia la pared golpeandose la cabeza.

Grité,pero quedó ahogado por culpa de este estúpido tubo.

La enfermera le dijo al hombre que se fuese, y se acercó al doctor para examinarlo, un rato después fue que grito por auxilio, varios doctores entraron corriendo, llevándose al doctor afectado.

La enfermera se volteo hacia mi, pero unos policías llegaron para salvarme, le pidieron a la enfermera que se retirará.

—Buenas noches joven, somos agentes y vinimos a investigar el incendio provocado en su departamento —indico uno de ellos.

Al ver que no respondía gracias que tenía la boca ocupada, salió de la habitación,regresando con un médico.

—¿Le podría quitar eso a la joven? —le preguntó al médico.

—Solo por un par de minutos,sus pulmones están totalmente llenos de humo.

—Sera suficiente.

El doc se acercó, retirándome cuidadosamente el aparato, sentí un poco de dolor, al extraerlo totalmente, no podía emitir ni una palabra durante unos minutos.

¿Y Sino Encajamos? /BORRADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora