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Entré en la cocina del palacio, el aroma a especias y dulces horneándose me recibió como una cálida bofetada

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Entré en la cocina del palacio, el aroma a especias y dulces horneándose me recibió como una cálida bofetada. Nabi no estaba por ningún lado, así que me di la vuelta para irme. Justo cuando estaba a punto de cruzar el umbral, escuché mi nombre en un susurro.

—Ese Jeon... —susurraba Ara mientras batía una salsa—, no durará ni un mes más.

Mei asintió, picando verduras con vigor. —¿El huerfanito ese? Por favor, solo está aquí porque Víctor es demasiado benevolente con chicos como él.

—Bueno, al menos es agradable a la vista —rio Ara—. Lástima que venga con tanto equipaje emocional.

Me recosté en el marco de la puerta, divertido. Una vez más, los mismos chismes, las mismas suposiciones, aunque honestamente, esto prometía ser interesante.

Mei bajó aún más la voz.

—¿Crees que tenga novia? Con esa cara de niño bonito...

—Lo dudo, es un maleducado de mucho cuidado —resopló Ara—. Siempre merodeando por aquí, como si no estuviéramos partiéndonos el lomo con los preparativos del baile.

Respiré hondo y di un paso al frente, forzando una sonrisa irónica. Si querían hablar, les daría algo de qué hablar.

—Ara... —Mei palideció de repente, dándole un codazo a su amiga cuando notó mi presencia.

—¿Qué? Solo digo que... —Ara se giró y me vio. El cucharón se le cayó al suelo con un estrépito.

—Buenas tardes —saludé con una sonrisa ladeada—. Parece que me he presentado en el momento justo.

Ambas se quedaron mudas, rojas como la salsa que antes preparaban. Me acerqué casualmente, tomando una manzana del frutero. 

—Saben, si tanto les intriga mi vida amorosa, podrían preguntarme directamente. Soy huérfano, no mudo. —Le di un mordisco a la manzana, saboreando su incomodidad tanto como la fruta—. Que tengan un buen día.

No era la primera vez que escuchaba ese tipo de comentarios, y dudaba que fuera la última. Si todo el palacio quería etiquetarme como "el huérfano de Rosewood", que así fuera. Pero me aseguraría de que "pintor talentoso" fuera el siguiente título en su tonta lista de chismes.

Buscaría a Nabi luego, necesitaba desahogar mi frustración. Y solo conocía una manera de hacerlo.

...

Di los últimos retoques a última pintura que me había encargado el rey Víctor sobre él y sus demás compañeros, que claro, yo conocía muy bien.

—Espero que le guste —murmuré para mismo con una pequeña sonrisa.

Imaginé decir a mi madre:

¿Gustarle? Le encantará.

Sacudí la cabeza, entre divertido y melancólico. Hacía años que no escuchaba su voz, pero siempre sentía que su espíritu seguía conmigo.

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⏰ Última actualización: Dec 07, 2024 ⏰

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