8. Hay que cuidar a Danielle.

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Capítulo 8: "Hay que cuidar a Danielle".

—¡AAAAH!

La cantidad de agua que Haerin sintió en su rostro la hizo reaccionar finalmente.

Su pijama de estrellitas quedó empapado, pero fue lo menos importante cuando volvió a mirar a la figura humana que tenía enfrente y la miraba con preocupación.

¿¡Cómo es posible que Sailor Moon esté allí!?

—¡Dios mío! —Haerin se arrastró hacia atrás en su cama, como si pudiera atravesar el respaldo. —¡Esto no es cierto! —se palmeó las mejillas. —¡Esto es producto del estrés!

—No, Haerin, esto está pasado —aseguró ella. —Vine a cuidarte.

—¿¡Cuidarme!? —su rostro irradiaba sorpresa. —T-Tú no eres real, s-solo eres la protagonista de mi manhwa favorito, pero no eres real. Esto no está pasando, yo... ¡Ah! ¡No me toques!

Sailor Moon alejó su mano rápidamente e igual de asustada que Haerin, ya que no sabía cómo tratarla y que no enloqueciera con cada movimiento que daba.

—Bernice me mandó...

—¡No, Bernice no es real! —Haerin rodó por la cama y entonces se puso de pie.

Mientras más lejos estuviera de esa mujer extraña vestida de Sailor Moon, mejor sería.

—E-Escúchame, esto no es normal para mí —dijo. —Creo que esto no sería normal para nadie y, ponte en mi lugar, estoy creyendo seriamente que me deben internar en un centro psiquiátrico. ¡Quizás tengo esquizofrenia y yo no lo sé!

—Haerin, yo...

—No, no —la detuvo —. Tengo que ir a la escuela ahora. Hoy tengo debate, tengo que mirar a Danielle a la cara, enfrentar a un montón de idiotas que se van a burlar de mí, lo peor es que también tengo Matemáticas. Creo que tengo muchos problemas ahora mismo como para que mi cordura empiece a ser uno más. Es por eso que...

Haerin se acercó a pasos rápidos a su armario y empezó a sacar todas sus sudaderas y chaquetas que colgaban de los ganchos hasta dejarlo vacío. Toda esa ropa cayó al suelo y seguramente le daría un orden después, pero ahora no podía preocuparse de otra cosa que no fuera llegar a la escuela con la mente en la tierra y no en la luna, en Saturno o quizás ya en un agujero negro.

—Entra —señaló el interior.

Sailor se hizo hacia atrás con una mano en su pecho y completamente ofendida.

—¿Me vas a encerrar en tu armario?

—No tengo otra solución —aseguró y miró su mesita de noche. —Hay unas galletas ahí, ¿comes galletas?

—Deberías llevarme a comer ramen.

—No, necesito que te alimentes con lo que tengo si eres real.

—¡No es justo! Yo vengo a cuidarte.

—Lo siento, Usagi, yo ya no puedo permitir más cosas —movió la puerta del armario. —Llegaré lo más temprano posible. Después... Dios, después veré si esto tiene explicación o si tengo que cuidar de ti, no lo sé.

—Yo tengo que cuidar de ti —insistió.

—Entra al armario, por favor —pidió.

Los ojos de Haerin suplicaban que obedeciera y eso convenció a la chica de dudosa procedencia. No caminó con felicidad e hizo un mohín, pero Haerin no podía centrarse más en cosas que no tenían explicación inmediata.

kang haerin y sus deseos mal hechos | daerinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora