5. La vida es un musical inesperado.

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Capítulo 5: "La vida es un musical inesperado".

Cuando Danielle despertó esa mañana, se sintió extraña. Una leve presión en su pecho se apoderó de ella, pero decidió no darle mucha importancia. Y no lo hizo porque desde algún lugar se escuchaba música.

Si bien su familia era bastante activa y madrugadora, nunca antes los escuchó colocar música de la radio a las siete en punto de la mañana, ya que para ellos era escandaloso, por lo que tener esa actividad tan temprano fue raro.

Se levantó como cualquier otro día, con un poco de dificultad porque estaba bastante cómoda y tibia entre su sábanas, pero asegurándose de que ese iba a ser un gran día.

Una vez colocó sus pies descalzos sobre la cerámica fría, la música empezó a sonar más fuerte, como si estuviera afuera de su habitación.

Danielle frunció el ceño y miró a la puerta.

Si fuera una broma de su hermana, sería realmente ridículo porque ella estaba en Australia estudiando. Su madre no era muy amigable con las bromas y su padre seguramente estaba bebiendo su sagrado café mañanero para ser más enérgico de lo que era.

Como la música seguía sonando y nadie parecía detenerlo, Danielle caminó con rapidez a la puerta.

Colocó su oído en la madera para asegurarse de que eso estuviera pasando afuera de su cuarto y, al confirmarlo, abrió.

BOOM.

Una explosión de serpentinas fue directamente a su rostro y cerró sus ojos fuertemente.

—Let's groove tonight- Share the spice of life- Baby slice it right- We're gonna groove tonight.

Al oír la canción, abrió los ojos.

¿Acaso...? ¿¡Acaso eran magos y mimos cantando esa canción mientras festejaban!?

Danielle por un momento pensó que estaba drogada o soñando, pero cuando todos entraron a su habitación y empezaron a dar saltos con globos, se dio cuenta que era real.

Tenía dos opciones: gritar o empezar a golpear a todos.

—¡Felicidades, Danielle Marsh! —exclamó un señor de gorro grande, negro y un bigote en su rostro.

Le estiró un ramo de rosas y Danielle no podía reaccionar porque sentía que estaba enloqueciendo.

—Eres la elegida —de repente, los mimos desde atrás lanzaron brillantina al cielo. —¡Serán las mejores semanas de tu vida antes del Baile de Primavera!

What the fuck...?

De repente, otra explosión apareció enfrente suyo que soltó chispas que la hicieron soltar un grito agudo y retroceder muy asustada por si eso la dañaba.

No supo en qué momento las flores cayeron en sus manos y cuando todos, pero absolutamente todos, hasta los mimos y la bola de disco flotante, desaparecieron.

¿¡Qué acababa de pasar!?

Si no fuera por su respeto a las rosas, éstas hubieran caído de sus manos, pero la sorpresa en su rostro era tanta que se puso pálida y tuvo que dejar el racimo en su cama antes de salir corriendo de su habitación.

kang haerin y sus deseos mal hechos | daerinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora