Capitulo 4

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The Songs: 2/2

Después de pasar un rato con Jude, me armé de valor para buscar a Nian, aunque la idea me ponía nerviosa después del episodio vergonzoso en la escalera porqué esperaba que me besara.

¿Seré idiota...?

La repentina aparición de mi hermano Darell dejó a Nian bastante confundido, sobre todo por su comentario sobre mis "malos gustos". Pero conocía lo suficiente a Darell como para darme cuenta de que solo estaba bromeando para meterse un poco con los chicos con los que salía. Siempre lo hacía, algún día tendré que meterme yo con sus gustos porque seguro que son horribles. Mis hermanos, siempre suelen ser así de idiotas. No quiero pensar que cuando algún día tenga novio todos vayan a conocerlo.

Nian permaneció en silencio desde que nos encontramos en la recepción de mi residencia otra vez, y comenzamos a caminar hacia el estudio. Noté cómo se mantenía un poco reservado, como si tratara de pasar desapercibido por si alguien lo reconocía. Intento no comentar nada, dejarlo tal como esta todo. Es incomodo, me refiero a quizás me estoy poniendo demasiado nerviosa por conocer un estudio de grabaciones y más el suyo, porque soy por desgracia una fan más. No se cuantos minutos llevamos caminando, pero el sigue en silencio.

—¿Siempre eres discreto por las calles?—le pregunte

—Tengo miedo de que nos vean juntos y empiecen a atacarte—respondió

—¿La fama no es fácil, verdad?

—No, cuando toda la ciudad te reconoce.

—Tienes la suerte de que no te reconozcan hasta caminando, porque yo lo haría...

—Porqué quizás tú me conoces más que ellos.

Trate de reaccionar al momento pero me quede más de cinco Segundos pensado.

—No creas, no te conozco—respondí.

—Yo creo que lo suficiente para saber hasta como camino.

—¿No es curioso?

—¿El que estemos caminando juntos como si nada hubiera pasado entre nosotros?—me miro

—No. el hecho, de que nuestros amigos piensen que hay algo más entre nosotros... Jude realmente piensa que estamos saliendo.

—Que bueno que piense eso.

Sonrió aunque no debería de sonreír.

—¿Que más odias de tu mundillo?—le pregunte

—El hecho de no poder coger de la mano a alguien cuando me apetezca. También odio que se me crucen tantas cosas por la cabeza y no poder hacerlas en la mitad de la calle.

—¿Cómo que cosas, Nian?

—Odio tener que contener mi sentido del humor más travieso en entornos formales.

—Genial, sabia que eras travieso desde que guardaste mis bragas.

—Serán mi colección favorita.

—No conseguirás muchos—sonrió nerviosa.

Las puertas del estudio de grabaciones se abrían. Era la primera vez que pisaba un estudio de grabación, y la atmósfera allí dentro era fascinante. El aire estaba cargado de creatividad, con instrumentos alineados por todas partes y luces tenues que creaban un ambiente acogedor. Observaba todo con curiosidad, recorría cada detalle del lugar mientras avanzábamos hacia donde él tenía que grabar y componer. El de recepción nos saluda y le da unas llaves a Nian, para poder acceder adentro. Pero antes, tenía que comentar algo como siempre.

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