Capitulo 11

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—¿Te vas de gira?

—Sí, el vuelo es a las cuatro de la tarde —respondió Nian sin apartar la vista de su maleta.

Estaba sentada en su cama, escribiendo un artículo para la universidad. Nian me había dejado su portátil, para poder estudiar. Pero, para ser honesta, muy pocas veces lograba concentrarme cuando él estaba cerca. Es difícil mantener la atención en los estudios cuando, un hombre tan guapo y atractivo está a tu lado. Es precioso admirarlo de cerca mientras piensa en qué prendas elegir. Joder, y lo bien que le quedan esas mechas rubias que se hace muy a menudo.

Habíamos desayunado hace una hora junto a su madre, y Bella, el padre de Nina estaba fuera del país lo cual no me extrañaba. Ahora estábamos solos y él parecía muy concentrado en su tarea de hacer maletas. Vuelve a abrir su armario y se queda pensativo.

—El negro te sienta bien —comenté, observando una de las camisetas que había elegido.

—¿Cuántas camisetas básicas debería llevarme? —preguntó, mirándome de reojo.

—¿Cuatro? —sugerí.

—Creo que son suficientes —asintió—. ¿Y debería llevarme más cepillos de dientes?

Miré la cama, que estaba cubierta de varias cosas, muchas de las cuales desconocía: equipos de música, cables y otros accesorios que parecían importantes.

—¿Pierdes los cepillos de dientes rápido? —pregunté.

—Cada vez se me olvida uno en un hotel —admitió, riendo.

—¿Tres, te va bien? —dije, tratando de ser práctica.

Nian asintió y los puso en su neceser, junto con otros artículos de aseo. Volví mi atención al artículo que estaba escribiendo. Tenía que entregarlo esta misma noche para un trabajo de clase, y me sentía estancada. Esto me pasa por no estudiar y aprobar los exámenes. Había escrito tantos artículos que ninguno me parecía suficientemente bueno como para que la profesora lo evaluara positivamente y me pusiera una buena nota. La originalidad es lo que todos buscan en artículos, pero yo era mala en eso. La carrera de periodismo se basa en encontrar la máxima originalidad, en presentar la información de manera fresca y única. Pero, después de tantos intentos, me estaba quedando sin ideas.

Escribir se había convertido en una tarea agotadora, y a veces sentía que odiaba la carrera que había elegido. El periodismo, con todas sus promesas de descubrimiento y revelación, se había vuelto una carga. Pero había algo que me seguía enganchando, una chispa que no se apagaba del todo. Tal vez era la sensación de poder que sentía cuando encontraba una historia que valía la pena contar, o el orgullo de ver mi nombre impreso bajo un titular impactante. Y, a pesar de mis dudas, deseaba con todas mis fuerzas aprobar el examen y demostrarme a mí misma que podía hacerlo.

En realidad el periodismo me gusta, lo que no me gusta es estudiar, porque soy muy mala estudiante y por más que me esforzara en memorizar al minuto se me olvidaba. Nian notó mi frustración y se sentó a mi lado.

—Estoy por terminar mi maleta, ¿me echarás de menos? —me preguntó Nian.

—Puede.

—Tienes mala cara—contestó.

Para no tenerla.

—¿Sabes cuando te apasiona algo, pero es difícil conseguir algo que impresione o que guste?—doje, y él asintió—Pues me pasa. Me gustaría ser la mejor en esto, pero soy muy mala.

—¿De qué se trata ahora?

—Estoy buscando algo de qué escribir el artículo. Será evaluado con una nota importante que define si apruebo o no este trimestre —le dije.

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⏰ Última actualización: Aug 08 ⏰

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