Capítulo 14: Los Enigmas

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El nuevo inicio de semana trajo consigo un ajetreo constante para Mimi.

La mañana comenzaba con ella sumergida en sus tareas, a medida que se preparaba para el día, se percataba de que el café estaba en plena efervescencia por la reapertura, afortunadamente Wallace previniendo el alce de clientela, se previno contratando a más personal para satisfacer la demanda de los nuevos clientes. Aunque la reapertura del café había significado una nueva dinámica en su papel, ahora más enfocado en la gerencia, Mimi no dudaba en meter las manos en las operaciones diarias para apoyar a su personal. Junto a Yolei y Osamu, el equipo del nuevo Café Terciopelo iniciaba la semana con el pie derecho.

Después de organizar las tareas del día, Mimi decide aprovechar un tiempo libre para ponerse en contacto con Yamato con un simple mensaje: "Estoy lista para continuar nuestra plática, espero tu respuesta para agendar el día". Directa y cortante, una vez enviado el mensaje, se sumerge nuevamente en su trabajo. Ella estaba decidida a dejar de lado los sentimientos confusos que habían surgido durante sus encuentros secretos. Optó por establecer una dinámica más formal en su relación, tratando de mantener la compostura y la profesionalidad en su trato. Recordándose a ella misma que durante su visita a la casa de Wallace, se propuso enfocarse en los sentimientos que ya había desarrollado hacia su joven rubio, quien había estado a su lado desde el inicio de su aventura empresarial. Con determinación, Mimi se esforzó por apartar cualquier pensamiento que la distrajera de esos sentimientos que buscaba consolidar. No habían transcurrido ni diez minutos cuando el timbre de su celular sonó. Era una llamada de Yamato; contempló por instantes el celular antes de contestar.

Mimi: Eso fue rápido

Yamato: Estoy en mi descanso. ¿Segura que todo está bien? Solo han pasado dos días desde...-

Mimi: Estoy mejor gracias, tengo un par de cosas que quisiera compartirte y también quisiera saber lo que encontraste. – Ella le interrumpe abruptamente, con una serenidad en su tono de voz que dejó a Yamato sin habla.

Mimi: ¿Yamato?

Yamato: ¿Hay algo que te esté presionando?

Mimi: Sí, creo que algo va a pasar pronto... si mis conclusiones no son erróneas, por eso necesito saber unas cosas.

Yamato: Mañana es mi día de descanso. Podría ir a tu local, los martes cierran ¿no?

Mimi: Así es... le diré a Osamu que vendrás para que esté enterado.

Yamato: ¿Está bien a las diez?

Mimi: ¿de la noche?

Yamato: ... Por la mañana.

Mimi: Sí, está bien. Entonces, te veo mañana.

Yamato: Ok...

Mimi colgó sin darle hincapié a más cuestiones. Después de agendar su cita con Yamato de manera cortante y distante, dio un suspiro profundo para intentar calmarse. Sabía que necesitaba mantener la compostura y concentrarse en su día laboral, dejando de lado cualquier distracción emocional que pudiera surgir. Con determinación, se dispuso a retomar sus responsabilidades en el café terciopelo, dejando atrás por un momento los pensamientos sobre Yamato y las emociones confusas que surgían alrededor de él. A pesar de la tensión en su interior, Mimi se esforzó por mantenerse enfocada en su trabajo y en las tareas del día que tenía por delante.

El día pasó, desempeñando su nuevo rol como gerente del café terciopelo, con una mezcla de emociones y responsabilidades se sumergió en las tareas de coordinación y gestión, aprovechando su nueva oficina, un espacio pequeño, pero acogedor para trabajar en la logística del local y resolver cualquier problema que surgiera. Yolei, ahora como jefa de piso, demostraba su entusiasmo y dedicación en su nuevo cargo, manteniendo el ambiente en el café en perfecto orden y brindando un excelente servicio a los clientes. Mientras tanto, Osamu se encargaba de la seguridad y de cualquier asunto que requiriera su atención.

La mujer que camina con lobosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora