Capítulo 21: El camino

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La fiesta de cumpleaños planeada por Wallace era todo lo que ella hubiera deseado: íntima, rodeada de sus amistades más cercanas, en un ambiente cálido y lleno de sonrisas. Habría disfrutado de ese momento, de no ser por lo que había sucedido entre ella y Yamato. Aquella noche que lo cambio todo, en donde por fin ambos habían sucumbido a sus deseos contenidos durante largo tiempo. El solo recuerdo de lo sucedido, la transportaba en cuerpo y mente. Sus sentimientos seguían a flor de piel, mientras intentaba disfrutar de la fiesta en su honor. Sabía que posiblemente, ese sería el último día en el que disfrutaría del amor incondicional de Wallace.

El plan de confesarle a "Golden Boy" acerca de lo que su corazón sentía; de cómo su amor por él había cambiado y de cómo se había enamorado y entregado a Yamato; lo cambiaría todo. Para empeorar la situación, Wallace, quien había estado a su lado toda la noche, la tomó de la mano y la guio al centro del patio trasero para bailar una pieza especial bajo las luces cálidas que empezaban a alumbrar el crepúsculo del día.

Él, siempre cariñoso y protector, le había dedicado una melodía en donde sus más profundos y puros sentimientos se expresaban; provocando sensaciones encontradas mientras danzaban, guiada por los hábiles pasos de él en la pista. Sabía que Wallace, merecía más de ella; pero no podía evitar que sus sentimientos estuvieran divididos. Mientras bailaban, una mezcla de culpa y confusión la invadió. El calor de sus manos y la cercanía de su cuerpo le proporcionaban consuelo y al mismo tiempo, cada paso que daba sentía el peso de su pecado. Esos pensamientos comenzaron a invadirla al ver como él la miraba, mientras danzaban en la pista y le dedicaba una hermosa sonrisa que solo provocaron que ella se inundara de tristeza.

A punto de pedirle un momento privado para hablar con él, lista para quebrar la magia de la noche, la puerta se abrió y el aire en la fiesta pareció detenerse cuando Nami Glouberman entró. Mimi sintió una oleada de escalofríos recorrer su cuerpo al verla. Nami, la mujer que le había hecho tanto daño, la que había estado siempre presente como una sombra en su vida estaba ahí. Una figura que no solo le había causado heridas físicas, sino también cicatrices profundas en su mente y su corazón. El odio entre ellas era palpable; y el simple hecho de verla en su fiesta ya era lo suficientemente desconcertante. Pero lo que realmente hizo que su mundo se tambaleara fue ver quién la acompañaba.

"Yamato"

El hombre que ella quería, con quien había compartido momentos íntimos y secretos tan recientes, estaba ahí a lado de su enemiga. La traición se sintió como un golpe en el estómago. Él le había prometido estar con ella esa noche, a su lado, mientras revelaba a Wallace lo que sucedía con su corazón. Habían hablado, compartido promesas silenciosas y confidencias que nadie más sabía. Habían construido un pequeño mundo solo para ellos dos, lejos de la mirada vigilante de Nami y del compromiso arreglado que la familia de Yamato tenía con los Glouberman. Sin embargo, ahí estaba él, junto a Nami, haciendo añicos la ilusión que ella había mantenido tan cuidadosamente. Todo su ser se estremeció. Quería gritar, confrontarlo, pero el nudo en su garganta la mantenía paralizada.

—"¿Por qué? ¿Por qué me has hecho esto? ¿Por qué me has traicionado así? "—

Mientras Nami avanzaba con su altanería característica, Mimi sintió cómo sus ojos se encontraban con los de Yamato por un breve segundo. Él también estaba incómodo, lo sabía. Había algo en su mirada que revelaba su lucha interna, su propio dolor al verla. Pero eso no era suficiente para calmar la tormenta que rugía dentro de ella. La había traído. Él había traído a Nami a su fiesta, sabiendo lo que significaba para ella.

— "¿Cómo pudiste hacerme esto?"

Yamato, la observaba desde la distancia, celoso. Lo podía notar en sus ojos, ¿Cómo podía atreverse a sentirse celoso, después de lo que acababa de hacer? Era una ironía dolorosa. Ella, que hasta hacía poco tiempo había planeado hablar con Wallace, comenzó a dudar. Se sentía desgarrada y entre el dolor de su traición; la culpa por bailar tan íntimamente con Wallace ya no parecía tan dolorosa.

La mujer que camina con lobosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora