Capítulo 2| Alma.

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2|Efecto Cassian.

«¿Saben lo que sentía cuando lo veía? cosquillas. Cosquillas en el corazón, cosquillas en cualquier parte de mi cuerpo. Sé que no era lo que debería de sentir, por que era el mejor amigo de mi hermano pero era inevitable no sentir esas cosas por Cassian Beaumont».

Cassian Beaumont, el dueño de mi corazón desde el primer momento en el que lo vi, en el que nuestros ojos se encontraron y nuestras almas colisionaron.

Cass, el único que hacía que mis ojos brillaran con intensidad. El que me curaba las rodillas cuando me las raspaba, quien me compraba helados cuando me sentía triste y quien escuchaba «The goo goo dolls» conmigo a todo volumen por que me daban calma. Cassian, Cass.

Cassian se sentía como un alivio en el alma cuando aquel dolor inexplicable aparecía. Cass, solo Cass.

—¿Estas lista?— mamá entra a mi habitación y suelta un silbido cuando repara en mi atuendo de esta noche— espero que estes vistiéndote para ti, Paloma— me mira con diversión y aquello logra sonrojarme.

—Mamá...

Antonella Cavalcante, mi madre. La mujer que me había traído al mundo y la que más me apoyaba, por más absurdas que fueran mis ideas. Se supone que las madres son quienes tienen que cuidar a los hijos pero eso no me impide querer encerrarla en una caja y que no me la dañen. Siento que mucho ya le han hecho al pasar de los años y lo sé por que la he escuchado llorar por las noches antes de dormir y despertarse en la madrugada a causa de las pesadillas que mi padre intenta que desaparezcan. Mi madre, a quien le brillaban los ojos al vernos y éramos su vida entera.

—Nunca dudes de lo preciosa que eres, Paloma— se acerca a mi y deja un beso en mi hombro desnudo— ese vestido te hace un culazo.

—¡Mamá!— chillo con vergüenza pero el simple hecho de que sea ella quien me lo esté diciendo me hace sonreír y sentir segura.

—¿Que pasa? si no es tu madre quién te sube el autoestima, ¿quien será?— se mofa mientras me acomoda el cabello detrás de la espalda y me mira a los ojos con un destello especial en ellos— Tienes los mismos ojos que tu padre— siempre me lo decía y parecí encantada por ello. La puerta vuelve a abrirse, por ella apareciendo mi padre. Cruza los brazos cuando me ve y alza una ceja hacia mi madre.

—Alma Paloma Herrán, ¿a donde vas con ese vestido?— las cejas las tiene fruncidas, lo cual hace reír a mamá— Y tú, amore, ¿vas a dejarla salir así?

—Lionel, no la fastidies— suspira ella y yo, avergonzada, me miro al espejo una vez más. ¿Es que me quedaba horrible?

«No, Paloma, no vayas ahí».

—¿Pero tú estás viendo lo que está usando mi pequeña piccione?— se cruza de brazos y verdaderamente parece afectado.

—Lo mismo que use para que te enamoraras de mi— desde donde está, Antonella le guiña un ojo y cuando mi padre le sonríe, ella va hacia él para besarlo.

—¿Es que me queda feo?— la inseguridad me carcome la cabeza y ante mis palabras, papá reacciona.

—¿Pero que dices, adoptada?— mi padre se horroriza.

—Lionel, no la llames así que después se lo cree— mamá le golpea— Te ves preciosa, cielo. Tu padre sólo está preocupado por que algún muchacho también lo piense.

—Así es, si un chico se acerca a ti, ¿que harás? venga, como lo practicamos...— me anima con una sonrisa.

—Le doy un puñetazo— no pasará, pero solo se lo digo para que mantenga la cordura intacta.

El Mejor Amigo De Mi Hermano. «LIBRO II»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora