Capítulo 18| Cassian.

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Capítulo 18| Fantasmas del pasado.

—¿Quién es?— sueno hosco pero es que, ¿quién se atreve a interrumpir mi maravillosa siesta con la chica que más me importaba en estos momentos? sabía que en cualquier momento tendría que dejarla ir, por que de alguna forma u otra, Paloma encontraba sus alas al momento de estar conmigo para así volar lejos.

Pero eran sus miedos y había estado aprendiendo a entenderlos. Es por ello que cada minuto a su lado, cuando su mente no se nublaba, eran a los que más le sacaba provecho.

Por eso me molestaba ante tan repentina llamada. El número no lo tenía agregado, así que me pienso un par de veces en tomar la llamada o ignorarla completamente. Decido jugar a mi suerte y al tomarla, lo único que escucho en la otra línea es una respiración entrecortada— ¿Aló?

Desde el momento en el que los pelos se me pararon de punta, tuve que haberlo previsto. Iba a ser una situación de mierda.

—O me respondes o te cuelgo— intento una vez más, estrujándome los ojos. También tenía un sueño de mierda, súmenlo a la lista.

—¿Cassian?— susurran lo suficientemente bajo como para no ser escuchado, pero gracias a mis buenos dones, logro captarlo— Cassian— dicen de forma más fuerte.

La voz no se me hace irreconocible y es por ello que aparto levemente a Alma de mi pecho y me pongo de pie para alejarme un poco y así no despertarla. Frunzo el ceño antes de soltar el nombre de una persona, pensé, no estaría llamándome a esta hora.

Al menos no desde nuestra última conversación días atrás.

—¿Camille?— suelto dudoso pero el llanto me hace confirmar que sí se trata de ella— ¿Que ocurre? ¿por que llamas a esta hora?— ni siquiera me importa como ha conseguido mi número, me interesa más el hecho de que esté llorando a las tantas de la madrugada y a mi sea a la persona que haya querido llamar.

—Necesito de tu ayuda.

Miro al techo. ¿Pero no será conmigo que ella está hablando?

—¿Mi ayuda?— repito lentamente— ¿Por que la mía precisamente?

—Hay algunos rumores...— la escucho sorber y ya se por donde se irá todo esto— De que sabes cómo defenderte.

—¿Que sé pelear, Camille? ¿De que estuve en peleas clandestinas, callejeras, ilegales o como coño le quieran llamar?— hablar un poco de este tema me ponía a rabiar, pero no quería que ella lo arreglase, más bien que lo dijera tal y como era— Estoy retirado.

«Además, ¿en que lío se habrá metido para que necesite de estos dotes dados por el mismísimo diablo?»

El llanto que creí, había disminuido, vuelve mucho más fuerte y mis nervios se disparan.

—¿Que mierda es lo que pasa, Camille? ¿Que fue lo que hiciste?— empezaba a perder los nervios.

—Eres el único hombre correcto que conozco en este maldito pueblo, creí que podrías ayudarme— dice, desesperada— te deberé un favor, Cassian, pero necesito de ti ahora.

—Yo no necesito los favores de nadie— espeto y miro hacia la cama, hacia la chica que se encontraba allí acostada con la mente en paz— ¿Donde estás?

—En el hoyo— susurra y el alma se me parece caer a los pies.

«Juraste no volver a pisar aquel lugar». Y es por ello que tendré que hacer una llamada de emergencia.

—No te muevas— le digo cuando me explica en donde se encuentra— estaré allí en menos de quince minutos.

Sabía de todos los conectores en esa calle, podría estar allí en menos de cinco minutos si me lo proponía.

El Mejor Amigo De Mi Hermano. «LIBRO II»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora