En una oficina oscura y sin vida, se encuentra una chica con el peso de una vida ajetreada, la cual está acabando paulatinamente con el poco color que le queda. Hoy es uno de esos días en los que siente que su mundo se viene abajo, desde que se despertó sintió sus parpados pesados, su cuerpo cansado, como si su sueño no hubiese sido reconfortante. Cuando su alarma sonó por segunda vez, se dio cuenta de todas las cosas que debía hacer, sus juntas laborales, papeles que revisar y qué decir de sus empleados que parecían no lograr hacer bien su trabajo.
Sin motivación alguna se levantó de su cama, tomó una ducha fría y preparo un ligero desayuno. El tráfico en la ciudad parecía conspirar en su contra, no iba a llegar a su primera reunión, pero qué más daba, nadie podía refutar, ella es la dueña de la empresa, quien se atreva a reclamar, quedará fuera de su vista en un chasquido. Una vez llegó a su empresa, el portero le abrió la puerta y amablemente la saludo, ella apenas asintió con su cabeza. Esperó a que el ascensor bajará y al entrar se quitó los lentes oscuros que llevaba.
Tee, se escuchó apenas las puertas se abrieron, quiero una taza de café en la sala de juntas, exigió sin más. La chica que había pegado un brinco en su silla se apresuró a preparar la taza de café justo como a su jefa le gustaba. Cuando al fin la interminable junta había acabado, la castaña salió echando chispas directo a su oficina, suspiro profundo pensando en cómo podía seguir teniendo personas tan ineficientes en su empresa.
El resto del día pareció eterno, las tareas poco a poco iban siendo atendidas por ella, pero no era suficiente, parece que el trabajo se triplicaba. Solo podía pensar en cómo era posible que las ideas inútiles de sus colegas podían ser remuneradas, de verdad comenzaba a tomar en cuenta la idea de despedirlos a todos. Tomó un descanso, necesitaba cambiar de actividad, observó detenidamente por el ventanal de su oficina y sentía como su cuello y hombros se bajoneaban cada vez más, su cabeza dolía y su corazón palpitaba como si estuviera en una maratón. Latía tan fuerte que sus oídos retumbaban.
De pronto el teléfono sonó:
Tee: Señorita Armstrong, lamentó molestarla, su madre insiste en hablar con usted. ¿Se la comunico?
Rebeca: Te dije que no me interrumpieran.
Tee: De verdad lo siento, ella insiste en que es urgente.
Rebeca: Bien, comuníquela.
Pohn: Hija, tienes que venir hoy a casa, es urgente.
Rebeca: Yo también estoy bien mamá, gracias por preguntar.
Pohn: ¡No seas dramática Rebeca!
Rebeca: ¿Para qué tengo que ir?
Pohn: La señora Orapun vendrá a casa con su nieta, te la vamos a presentar. Debes venir quieras o no.
Rebeca: Vamos madre, sabes que no me gustan ese tipo de "cenas". Estoy lo suficientemente grande para lograr conseguir esposa.
Pohn: Pues no lo parece Rebeca, llevas mucho tiempo sin presentarme una chica, así que te espero hoy a las 8 de la noche, sin excusas.
Rebeca: Bien, como quieras, pero no pretendas que me comporte como una desesperada en busca de su amor eterno.
Pohn: Tampoco me gustaría que ella lo note. Nos vemos hija, cuídate.
Esa fue la gota que derramo el vaso, su madre constantemente la acusaba de no saber cómo manejar una relación seria, pero es que a la joven Rebeca eso no le importaba, tenía muchos problemas en la empresa que su padre le había heredado sin una previa asesoría. La presión que llevaba sobre sus hombros la estaba consumiendo, necesitaba descargar todo ese coraje que lleva por dentro antes de hacer alguna tontería.
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Prana
RomanceEsta es una historia de amor, donde los personajes se descubrirán conforme se va desarrollando la historia. Cada personaje está en busca de su "Prana". Becky G!p