La nueva trabajadora

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¡En menudo lío me ha metido Blanca! ¡No le bastaba hacerme firmar un contrato de trabajo que encima tengo que empezar hoy! ¡HOY! Lo bueno es que es un día y cogemos todas las vacaciones de agosto, ya que el convenio colectivo de la empresa del primo de Blanca dice que tenemos todos los trabajadores el mes de agosto libre, ya hayamos empezado a trabajar el uno de enero o el 31 de julio, como es en mi caso.

Realmente no estoy mentalmente preparada para afrontar tales cargos, ¡yo, trabajando para una empresa! ¡Vaya locura! Lo que si quiero es demostrar una imagen positiva de mi misma. Que vean que puedo ser útil o que vean que si valgo.

Me dijo que empezábamos a las 9 de la mañana, un buen horario. Me desperté a las 7:30 de la mañana, me di una ducha y al hacerlo y ponerme de nuevo el pijama, bajé al comedor a desayunar.

Allí ya estaban Alba y Sara, desayunando unas galletitas María con un poco de chocolate blanco al lado. Sin embargo, no había rastro de Blanca. Si aún es pronto, ¿debería estar dormida?

-Buenos días, Paula -me dijeron tanto Alba como Sara-

-Buenos días, Sara, buenos días, Alba -les contesté-

-¿Que? ¿Nerviosa por ser tu primer día de trabajo? -me preguntaron ambas-

-Sí, es que en menudo marrón me ha metido Blanca. Hablando de la reina de Roma, ¿donde se ha metido? -les respondí y, a la vez, pregunté-

-Blanca ya se fue.

Esa respuesta me impactó.

-¿Ya? ¿Tan pronto? Pero si aún queda 1 hora y cuarto para que abran -estaba tan liada que no sabía que pensaba-

-Nos dijo que siempre se va una hora y media antes para unos preparativos. La tía curra lo necesario para que la empresa no se vaya a pique.

-Son las ocho menos cuarto, ¿no es así? A ver si he confundido yo el reloj y en vez de quedar una hora y cuarto solo queda un cuarto de hora...

-No, son las 7:45 -me respondió Alba-

Me fui a la nevera a coger el desayuno.

Cómo hoy era un día especial, cogí dos paquetitos de galletitas Oreo junto con un vaso de zumo de melocotón.

Con el desayuno seleccionado, me fui a la mesa y allí empecé a desayunar mientras hablaba con Sara y Alba.

-¿Sabéis que se hace en esa empresa? -les pregunté con la esperanza de que ellas tuvieran idea-

-Creo que Blanca nos contó que su empresa se dedica a comprar y vender cosas de todo tipo. All 4 All, SL, la empresa de Albert Prat, lleva más de 30 años en el sector. La fundó el abuelo de Blanca y se la dejó a su primo cuando le diagnosticaron cáncer y ya no podía ejercer más el papel de jefe, ya que si, el jefe de la empresa es Albert, el primo de Blanca.

-¿E-e-e-e-el jefe es pri-pri-primo de Blanca? -mi voz empezó a temblar-

-Pero no tengas miedo. Su primo es muy majo. Sabe llevar muy bien la empresa -me respondió Sara-

-¿Y sabéis donde está? No sé si Blanca me lo dijo y, si sí me lo dijo, se me ha olvidado.

-Tranquila, nosotras te acompañamos. Blanca ya nos ha enseñado mil y una veces donde está su empresa.

-¿Sabéis cuántos son allí?

-Creo que dos mil empleados. Quinientos de ellos están en las fábricas y se dedican a organizar el almacén, mil tres cientos se dedican al transporte. Son tantos ya que la empresa de Blanca es una que compra y vende mundialmente. Ciento noventa y ocho son comprobar que todo esté en calidad y luego estáis tu y Blanca que os dedicáis a gestionar todo: las quejas, las reclamaciones, las facturas, los albaranes, etcétera.

El vacío de la vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora