10. La tormenta

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Las cosas cambiaron en un parpadeo; y toda prueba de mi cercanía con Min Yoongi desapareció

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Las cosas cambiaron en un parpadeo; y toda prueba de mi cercanía con Min Yoongi desapareció.

No hubo más mensajes nocturnos, ni visitas sorpresa en la madrugada. Su voz se fue. No había hora en la que no me preguntara dónde se encontraba, si había comido, si estaba a salvo.

Las ocasiones en las que pasé por su piso, no se hallaba allí. Cada vez que llamé, fue directamente al correo de voz. Geumjae dijo que no había sabido nada de su hermano tampoco. Él no lo había visto, y se sentía tan aterrado como yo.

Cuando le dije a mamá que no iba a renunciar al bebé, me gritó, y siguió adelante con sus amenazas; canceló su plan de pago para mi universidad. Tuve que pedir el depósito del apartamento que había rentado para independizarme y con ello cubrir las primeras citas médicas. Han Na, en solidaridad conmigo, también se fue de casa y me llevó con ella. Geumjae nos recibió con los brazos abiertos, él me permitió mudarme con ellos a su pequeño apartamento mientras trataba de encontrar mi equilibrio.

Cada noche él y yo conducimos en torno a los diferentes lugares en que Yoongi podría haber estado. Hablamos con sus conocidos, pero siempre aparecíamos un minuto demasiado tarde. Estaba en las fiestas y reuniones en los callejones, pero siempre parecía desvanecerse. Su amigo Woosung nos dijo que Yoongi había estado bebiendo mucho últimamente, pero que incluso cuando lo encontró consumiendo metanfetaminas con regularidad, no fue capaz de hablar con él.

—Voy a mantenerme más pendiente de él —prometió—. Si me encuentro con él de nuevo, se los haré saber.

Sentí un nudo en el estómago.

¿Qué pasa si Yoongi cruzaba una línea?

¿Y si no podía volver de este dolor que sentía?

Todo era mi culpa.

Debo confesar que si hay algo que detesto es recibir llamadas telefónicas a mitad de la noche

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Debo confesar que si hay algo que detesto es recibir llamadas telefónicas a mitad de la noche. Escuchar el retumbar del teléfono a esas horas siempre ha sacudido mis nervios, porque no hay forma de que se puedan recibir buenas noticias a las tres o cuatro de la mañana.

Por desgracia, tuve demasiadas de esas llamadas durante los últimos meses, todo por culpa del chico que robó mi corazón a los trece años. Cada vez que sonaba el teléfono, mi mente se trasladaba a las peores situaciones posibles: una enfermedad, un accidente, la muerte. Algunas noches incluso me quedaba con los ojos pesados, a la espera del momento en que por fin llegara aquella fatídica llamada.

A pesar de todo, Min Yoongi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora