16. Razones

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—Llegan tarde —se quejó HanNa cuando entramos a la casa, la cual se veía completamente diferente de cuando nos fuimos

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—Llegan tarde —se quejó HanNa cuando entramos a la casa, la cual se veía completamente diferente de cuando nos fuimos. Todo desplazado, la mesa del comedor, los sofás, la televisión. Sentía como si hubiera entrado a una dimensión desconocida—. Mi mamá estará aquí pronto.

—Iré a ducharme —les dije.

—Dejé toallas nuevas y algunas cosas en la habitación de invitados —HanNa hizo un gesto con la cabeza al cuarto de atrás—. Ahora, Geumjae, ven a probar el estofado que hice.

—Espera, tiempo fuera. ¿Estás cocinando? —le pregunté con miedo en mi garganta. Sentí otra punzada de Geumjae en el costado, pero no pude contenerlo—. ¡Hyung, la última vez que comí algo que ella hizo, me dio diarrea!

Mi hermano levantó el puño hacia mi cabeza como si quisiera golpearme. Claramente no lo hizo.

—Yoongi. Ve a ducharte.

Mientras iba a la habitación, me reí escuchando a HanNa decir que trabajaría muy duro para no matarme. Situada en la cama se hallaba una caja que contenía un montón de cosas como cepillo de dientes, hilo dental, hisopos, gel de baño y todo lo demás que pudiera necesitar una persona. Sabía que ella no había ido a la tienda, así que seguramente solo tenía estas cosas por ahí, por si acaso. A veces ser un poco loco era útil.

El agua de la ducha corrió sobre mí, agradable y caliente. Lavé y acondicioné mi cabello, mientras mi mente trató de reproducir cada uno de los detalles del momento de mi encuentro con Ji NaHee. Su olor, su toque, su sonrisa, sus ceños.

La idea de estar en la ciudad con el único objetivo de tal vez encontrarla, fue sinceramente lo que me trajo aquí. Y sé que lo he dicho incontables veces: un montón de cosas -y sentimientos- pueden haber cambiado en cinco años, especialmente después de las incontables cartas que recibí de ella.

Porque sí las recibí. Leí todas y cada una. Pero no las respondí.

Después de unos minutos conseguí escapar de mis pensamientos, cuando oí llamar a la puerta delantera. Apagué la ducha, me sequé, y me puse un par de vaqueros y una camiseta blanca en la invitada era recibida.

—¿Alguien fumó aquí? —preguntó la madre de HanNa, Jin Kiyung, en su particular voz alta atascada de juicio que viajó por los pasillos.

—¿Qué? ¡No! Entra, mamá.

—Huele a humo —dijo la mujer con altiva decepción.

En la otra habitación, la señora se quejó sorprendida cuando se enteró de mi regreso a la ciudad. <<Bien, supongo que es hora de la gran entrada>> Tomé una profunda respiración y chasqueé de nuevo la banda en mi muñeca. <<No importa lo que la gente piense de mí. No soy la misma persona que era cuando me arrestaron. Sus opiniones no me definen.>>

Todo era un sermón espiritual que la doctora Khan me dijo cuando estuve en el grupo de ayuda, y sorpresivamente, ese parloteo me dio la fuerza para salir del baño y enfrentar a más personas de mi pasado.

A pesar de todo, Min Yoongi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora