¿Qué hacía Israá el día que conoció a Chisai? No fue a una zona llena de híbridos felinos por nada, tenía asuntos pendientes con alguien más.
Israá no tiene una mala relación con sus padres, al contrario, siempre le dieron libertad absoluta para contemplar sus propios parámetros del bien y el mal. Por supuesto que fue criado como un demonio cualquiera, su círculo de amigos tenía muy claro que el pecado era salvación y el Infierno a quien debían su devoción. Lo único que le mantenía a raya para decidir sus propias aficiones y no dejarse llevar por los demás eran los consejos de su abuela, una alegre humana que siempre le brindó la seguridad que necesitaba para no odiar la humanidad en su corazón sino abrazarla y admirarla como un talento que no era común en el infierno y le serviría para viajar a donde él quisiese, algo que ningún demonio pueden darse el lujo de hacer sin una razón que venga desde el gobernador absoluto o un permiso concedido por el mismo. Fue ella quien le enseñó el mundo y cómo apreciar la belleza más allá del infierno.
Aun si no era como cualquier otro, debía cumplir con sus quehaceres como todo adolescente si deseaba seguir vivo, que significaban horas y horas de batallas entre ángeles que intentaban salvar las almas de aquellos que caían en la tentación de investigar el infierno.Para su infortunio, sentía tantas emociones humanas que un trabajo así sólo podía causarle angustia, pero aún quería abrazar a sus padres, sentirse querido, experimentar aquellos momentos de felicidad de nuevo. No deseaba morir pero tampoco soportaba ese sentimiento de culpabilidad.
Los humanos se dan besitos en la frente y dicen "sueña con los angelitos" a quienes aman. ¿Por qué él tenía que matarlos? ¿Qué pensarían si supieran que aquellos angelitos con los que buscan soñar son asesinados por otro humano?
Hostigar, tentar y seducir era el trabajo de sus padres. Él fue producto de un demonio cambión (hijo de un demonio superior y una humana) y una súcubo (hija de un íncubo y una Drude Un tipo de demonio que se asocia a las pesadillas). Israá heredó el talento de sus abuelos maternos y la apariencia semi humana de su padre, aún con su habilidad para cambiar de forma.
Pero, ¿y cuando creciese? Tendría que asumir su papel como descendiente de una Drude, llevar desesperanza, pesadillas y alimentarse del miedo de aquellos que sólo buscan descansar. ¿No debería aprender a dejar esa humanidad de lado? No le estaba dando nada bueno a corto plazo. Era un jovencito demasiado débil para seguir allí.
Así fue como Israá decidió emprender viaje una semana después de su graduación y gastar su tiempo explorando nuevos mundos para él, con la excusa de que sólo quería ganar experiencia fuera del infierno. Ya estaba listo para asumir su primer trabajo superior y además, uno que cualquier demonio envidiaría, pero era demasiado para él.
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