smoothie

10 0 0
                                    

Subieron las escaleras de su departamento frenando cada cierta cantidad de escalones para besarse, estaban desesperados por tenerse el uno al otro.

Chisai rodeaba al más bajo con sus brazos a la altura de su cintura, acortando la distancia entre sus cuerpos, mientras que Israá posaba una de sus manos en la mejilla de Chisai y la otra en su cuello.

El demonio soltaba jadeos que no podía contener, estaba siendo presionado contra la pared y el voluptuoso cuerpo de Chisai provocando sonidos vergonzosos para él y satisfactorias reacciones para el felino, quien también se encontraba agitado.

Pronto Israá bajo su mano derecha para entrelazar sus dedos con los de su amigo, quien inmediatamente comprendió la señal. Tenían que seguir subiendo las escaleras o harían un espectáculo público que les causaría una expulsión del lugar.

Se separaron. El contacto visual acompañado de sus rostros sonrojados, la corta distancia entre sus cuerpos, los jadeos de Israá, la respiración entrecortada de Chisai, la fricción de su ropa y las ganas de seguir pegados el uno al otro les dejó en claro que ambos tenían que apurarse en llegar.

Tan rápido como abrieron la puerta la cerraron. Israá se vio nuevamente acorralado, ahora contra la entrada de su casa en la que se deslizó hasta caer al piso. Chisai se arrodilló frente a él mientras tiraba su abrigo al suelo y abría los primeros botones de su camisa.

Lamió el cuello del demonio, ahora tomando sus muñecas y apoyándolas en el piso. Los escalofríos y la sensación placentera ya no le provocaban sólo jadeos, unos gemidos suaves que contenía mordiendo sus labios lograban escaparse. Su espalda estaba arqueada, pero su cuerpo no dejaba de temblar.

–Tócame Chisai, me duele –Rogó mientras rodeaba la cadera de su amigo con las piernas.

El felino también estaba duro, sentía que deseaba hacerlo suyo lo antes posible, aunque por otro lado no es que tuviese mucha experiencia con otros hombres, lo que le hacía a pensar ¿Quién va a ser el de arriba? Mientras bajaba el cierre de su pantalón. Luego siguió con el de Israá.

–¿Quieres que te haga venir? –Preguntó sabiendo la respuesta.

El demonio asintió, acompañado de un "mhm" afirmativo que sonaba más bien desesperado.
Como pudo, quitó los jeans de su amigo y bajó los suyos hasta las rodillas, lamió sus manos y con la punta de sus dedos tomó la tela de la ropa interior para bajarla, observó la erección de Israá unos pocos segundos mientras el otro intentaba hacer lo mismo con él, las frías manos en su cuerpo le provocaron un jadeo de sorpresa.

Ahora, mirándole a los ojos empezó a masturbarlo.

Israá no se quedó sin hacer nada, sino que imitó al más alto. La idea de tocarse el uno al otro le excitaba demasiado y saber que ahora los sonidos de Chisai estaban siendo provocados por él le hacía sentir al borde del orgasmo constantemente.

En cuanto subió la mirada se encontró con que Chisai había estado esperando por contacto visual todo ese tiempo. Podía notar el deseo en sus ojos ahora que habían conectado, provocando que quisiese buscar más y más reacciones que le demostrasen cuan caliente estaba su querido amigo felino.

Mordió sus labios y bajó sus cejas, ambos estaban gimiendo de placer. Su pene estaba lubricado con la saliva de Chisai, pero el de Chisai estaba lubricado con su propio líquido pre seminal que no paraba de gotear, sorprendiéndose incluso a sí mismo.

–¿Estás mojado? ¿Tanto te gusta que te toque? –Se burló Israá, aunque en un tono erótico.

Aunque no obtuvo respuesta verbal, el cuerpo de Chisai era bastante honesto. Su erección ahora estaba más grande, él mismo podía sentirla latir. Lamió sus labios que constantemente tenía separados gracias a sus jadeos y miró hacia abajo, no parecía avergonzado pero parecía tener ganas de responder de alguna manera.

LOREWhere stories live. Discover now