Chisain malik

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Si aquellas mujeres hubiesen denunciado la negligencia de Chiari antes de su fallecimiento posiblemente habría terminado en la cárcel por múltiples delitos. La policía incluso descubrió los huesos de cuatro gatitos en una caja dentro del closet de su habitación. Todos en el barrio se enteraron de aquella noticia.

Los rumores vuelan entre los felinos.

Otra incógnita se encontraba en el hecho de que sólo había un cuarto, nadie tenía idea de dónde dormía el gatito, de dónde conseguía comida y lo más importante, ¿Cómo sobrevivió a esas circunstancias tanto tiempo?
Quizá una vez que educasen al pequeño podrían obtener información sobre su familia, lo que animó a más y más felinos de la zona para colaborar con la causa, aunque pocos pensaban verdaderamente en su bienestar, lo que significó en varias personas haciendo preguntas invasivas y desagradables que el niño solía responder con llanto.

Lamentablemente perdieron el interés en menos de tres años. Ni una triste alma se acercó a Chisai luego de que la curiosidad de la gente fue perdiendo el fervor. El niño se negaba a responder cualquier pregunta al respecto incluso si habían hecho todo lo posible para ganarse su confianza.

Al menos no todo era negativo, Chisai podía hablar con naturalidad, cosa que muchos temían que no sería posible en tan poco tiempo, pero nuevamente el pequeño gatito gris se superó a sí mismo.

A sus quince años ya conocía a más de la mitad de personas que veía simplemente caminando por la calle, muchos le saludaban a diario, pero aquellos que se rindieron en su educación muy temprano preferían ignorarle.

Aunque nadie le preguntase nada al respecto de su infancia, todos allí eran conscientes de lo sucedido e incluso llegaban a juzgarse los unos a los otros afirmando que ellos habrían podido salvarlo. ¿Qué opinaba Chisai? En realidad no le gustaba siquiera recordarlo, por esa misma razón prefirió rechazar las propuestas de psicólogos los cuales bondadosamente ofrecían su ayuda.

A pesar de intentar olvidar, jamás llegaría a nada si no lograba resolver sus propias emociones que a menudo le resultaban confusas y angustiantes. Todo era tan complicado que a veces simplemente asistía a competencias de ajedrez en los parques de su ciudad, hacía un poco de dinero venciendo a los ancianos participantes y ahogaba sus penas con leche en bares de la zona que claramente tenían prohibido darle una bebida distinta a un felino tan joven. A veces pagaba con menos dinero del que debía y parecía no darse cuenta de ello, su conocimiento en números era casi nulo. A veces le pedían que se retirase del establecimiento, pero en otras ocasiones aquellos que conocían la historia de Chisai ponían dinero de su propio bolsillo para que pudiese pagar su trago. Casi siempre era bienvenido en cualquier lugar.

Todos afirmaban que la personalidad del gato parecía volverse más agradable con el paso del tiempo, su habilidad de adaptarse completamente a cualquier extraño era bastante útil a pesar de no tener ni un solo amigo cercano, pero así ganaba confianza y contactos que le beneficiarían en un futuro. Cualquiera pensaría que alguien como él no sería capaz de vivir una vida normal, pero aparentaba algo completamente distinto; Mas aparentar no es lo mismo que la realidad.

¿A dónde se encontraba su padre ahora? Esa basura se desligó del niño en cuanto las noticias anunciaron el caso de la muerte de Chiari por todos los diarios locales, cosa que en realidad ni ella misma sabía, tenía asumido que ese hombre había perdido contacto con el niño apenas declaró que había quedado embarazada. De todas formas era obvio que ella no sabría nada ya que pocas veces sintió curiosidad por algo relacionado a su hijo, pero definitivamente existía una parte desconocida de la historia que alguna vez llamó su atención.

El niño ni siquiera estaba en la casa por las mañanas y claramente no tenía muchos lugares a los que ir.

A sus dieciséis, Chisai comenzó a trabajar limpiando casas y cuidando a los hijos de las señoras de su barrio. Utilizaba ese dinero en clases de cocina ya que odiaba leer las recetas de los libros pero amaba preparar comidas deliciosas que no pudo permitirse cuando era pequeño. Además, si quería mantener su trabajo cuidando niños debía mejorar para darles una buena alimentación.

Jamás desarrolló el hábito de la lectura, al contrario, gracias a la presión puesta en él desde pequeño como alguien que pocas veces había tenido atención de algún tipo le generó un tipo de rechazo a cualquier cosa que incluyese leer y escribir.

Especialmente lo segundo.

Chisai tuvo un diario cuando era pequeño, lucía desprolijo y sucio, con manchones oscuros de lápiz debido a la mina barata que manchaba el costado de su mano que apoyaba en la hoja cuando escribía y dibujaba, como nos ha pasado a todos alguna vez, una caligrafía horrible y una ortografía incluso peor, varias páginas estaban rotas por los intentos de reemplazar una goma de borrar por su dedo y saliva.

La idea del diario había sido de su padre, quien era el único conocedor de las atrocidades que Chiari cometía con su propio hijo.

Y no, Zhakar jamás pensó en ser papá y mucho menos cuidar de alguien que no fuese él mismo y su trabajo. No sólo vendía drogas y estafaba gente con promesas falsas, sino que abusaba de su situación de poder para sacar provecho de los vulnerables justo como Chiari y muchos otros que dieron todo lo que tenían pensando que llegarían a algo, la mayoría inocentes. Era una persona horrible protegida por sus superiores.

¿Cómo?

Zhakar es un funcionario del cuerpo político judicial. Un fiscal muy sucio y corrupto que manipula los casos de los inocentes para beneficiar a los adinerados, como a él mismo.

Desde pequeño recibió una educación superior con los esfuerzos de su madre, quien jamás dudó en maltratar a su propio hijo con tal de que éste comprendiera lo que era la verdadera disciplina a base del miedo.

"¿Quieres comer cosas así de deliciosas toda tu vida?" —Interrogó la mujer, quien había cocinado algo distinto al arroz blanco por primera vez en años. El olor de la carne en su plato era una novedad para el Zhakar de 11 años, casi haciéndolo babear. Hasta ese momento sólo había podido imaginarse comiendo algo así cada que pasaba por un puesto de comida ambulante en su ida al colegio y por fin se volvió realidad.

El niño asintió emocionado. No tenía permitido responderle con palabras a su madre cuando estaban en la mesa.

No había podido comer por la mañana ni la noche anterior ya que la mujer insistía con la misma tontería de que debía comer luego de estudiar o no llegaría a nada después de esforzarse tanto porque "luego de comer, tu cerebro olvida todo lo que estudias, por eso debes ganarte la comida cuando termines"

Pinchó la carne que su madre había cortado por él y la llevó a su boca, apenas sintió el sabor sus ojos se cerraron y una sonrisa de oreja a oreja se estampó en su rostro, todos sus sentidos se activaron de repente, era increíble.

Por supuesto que le tomó por sorpresa que su madre estrellase el plato contra la pared y también le tomó por sorpresa ser golpeado en el rostro justo después, provocando que parte de lo que tenía en la boca se desparramase por la mesa y lo que aún conservaba en sus cachetes se llenase de un gusto metálico realmente desagradable, el golpe le costó un diente de leche. Tuvo que escupir la carne y su propia sangre, hasta que su madre no le diera permiso no podía ir al baño.

"Sólo vas a poder disfrutar lo que lleves a tu boca cuando te gradúes y seas exitoso" —Fueron los gritos de aquella frustrada mujer con su propio destino que marcaron el futuro de su descendencia.

Y ese era sólo uno de sus miles de desagradables recuerdos en los 17 años que vivió con ella.

Todavía hay mucho que explicar.

LOREWhere stories live. Discover now