zhakarosa chisaurio di end

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No podía denunciar a Chiari porque sus jefes lo sabrían, descubrirían su mentira y no sólo la matarían a ella, sino a él y a su hijo. Lo único que quedaba era cuidar a su niño y tal vez presentarse como su padre cuando fuese el momento adecuado, estimaba que a sus diez años podría mudarse con él afuera del país y comenzarían una vida nueva para por fin poder curar sus heridas del pasado.

Zhakar dejaba a Chisai en el departamento de Chiari al mediodía, lo retiraba antes de que atardeciera, cuidaba de él y a la mañana siguiente dejaba dinero en la puerta de su monoambiente, simulando ser un comprador. Chisai notaba eso.

Su rutina duró cerca de 2 años, en los que se hizo responsable de su educación, su higiene, su alimentación y más.

Entre esas actividades sumó la escritura.

Zhakar regresó a casa con su hijo en brazos y una bolsa en su mano, dentro de ella había lápices, cuadernos y hasta libros para colorear justo como la guía de "Padres principiantes" le indicaba que debía hacer.

Al entrar casi siempre iban directo a tomar un baño, encendían calefacción o aire acondicionado y compartían momentos que marcarían la memoria de Chisai en un futuro.

Tomaron asiento y Zhakar pasó a explicarle la importancia de la escritura y aunque el gatito parecía no entender del todo, su padre insistió en ello durante meses. Pensaba que, si lograba que su hijo aprendiera a escribir entonces por fin hablaría mejor, como alguien de su edad y en un futuro se encargaría de darle una educación en un colegio como todos los otros niños.

Pero nadie le explicó lo difícil que sería enseñarle a alguien teniendo en cuenta un pasado como el suyo.
A veces terminaba a los gritos con el niño, sintiéndose frustrado por acabar de esa manera y teniendo poco conocimiento de cómo cambiarlo, era casi como su reacción natural y definitivamente lo había heredado de su madre.

Zhakar explicaba, Chisai entendía solo una cosa de las miles que le había dicho, Zhakar perdía la paciencia y Chisai olvidaba aquella única cosa que aprendió.

"Sólo estoy intentando que entiendas. Por favor deja de llorar y recoge todo lo que tiraste al piso." —Chisai no dejaba de tener 7 años, a su edad lo natural en muchos de los niños es sentir rechazo por ese tipo de cosas y hacer berrinches para demostrar su disgusto.

Zhakar no lo sabía pero había hecho un gran cambio en él. Chisai no había sido capaz de mostrar sus verdaderos sentimientos desde muy pequeño por obligación de su madre, todos los hombres que detestaban ver al niño actuando como uno y aquellos que preferían tenerlo callado y asustado. Así que, hasta el enojo era un paso positivo para su crecimiento, por muy poco que le agradase.

Un mediodía como todos Chisai llevó consigo el cuaderno que aquél hombre le había regalado y un librito para aprender a leer. Ahora que estaba solo en su casa ya que su madre no había regresado aun, aprovechó su tiempo para intentarlo otra vez.

Tomó el lapiz con su manita en una posición muy extraña e intentó escribir lo que había hecho durante el día anterior. En su primer intento utilizó tanta fuerza que quebró la punta, en el segundo puso tanta presión en la hoja que acabó haciéndole un agujero y en la tercera las cosas parecieron mejorar.

Por fin, se sentía orgulloso de lo que había logrado y no podía esperar a que ese hombre lo viera, sabía que se pondría muy feliz por él y más aún si aprendía a leer mejor para cuando eso ocurriese.

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⏰ Last updated: Jun 12 ⏰

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