Teruki Hanazawa

144 6 0
                                    




Un día nublado era, abrió sus ojos lentamente mientras sentía la brisa colarse por su manta y acariciar suave su piel, frunció levemente el ceño mientras se acurrucaba entre las sábanas.
Derrepente un sonido estruendoso lo alarmó, abrió sus ojos de golpe, encontradose que su alarma estaba sonando, se sentó sobre su cama con pereza, frotaba suavemente sus párpados mientras bostezaba.

La preparatoria comenzaría pronto.
Abrí su armario mientras se abotonaba su camisa, sacó su corbata y se puso frente al espejo, sus rubios cabellos desordenados y sus ojos cansados toparon su vista, prefirió no mirar y apresurarse para la preparatoria.
Después de alistarse bajo las escaleras, mirando el desorden de su hogar, apenas llegó al último piso vio un plato roto cerca de esta, simplemente siguió su paso, evitando pisar el vidrio y cerámica.

Caminaba con desgana hacia su destino, encorvado ligeramente mientras su rostro expresaba seriedad y cansancio.
el siempre hiba solo a la escuela, anoche pasaron cosas que él prefirió olvidar, lo bueno es que anoche se aplicó una crema para tratar las hematomas más notorias.

Al llegar a la puerta de la institución, se apresuró en llegar a su casillero y cambiar de zapatos, miraba de reojo a sus costados por si alguien se acercaba.
Teruki hanazawa, el psíquico más respetado de ahí, el más popular con las chicas y el ídolo a seguir de muchos.
Sin embargo detrás de todo ese uniforme que lo hacia parecer un príncipe, se encontraban leves hematomas y cortes en su pálida piel, por eso procuraba llevar el abrigo la mayoría del tiempo.
Por supuesto, la gente no se fijaba en ese detalle, solo veían como él buscaba y ganaba las peleas de otros o suyas, como siempre destacaba en aspecto y carisma del salón, como su sola presencia iluminaba el salón, contrastando del resto de otros.
Pensamiento totalmente contrario al suyo.
Acabo de cambiar sus zapatos y se dirigió al aula, con una sonrisa calmada en su rostro y un andar tranquilo, saludaba y sonreía a cualquier persona que pasaba por su lado, sacándoles una sonrisa o una mirada aprobatoria.
Pero en su mente todas eran miradas de odio o desprecio.

Ajustó su personalidad según cómo los adolescentes les atraían las personas, como las personas conseguían amigos debido a su carisma, como con una sonrisa le cambiaba la vida a la gente.
Estudio cada gesto, tono del habla y movimiento para ajustarse a ese estándar.
Llegar tan lejos habrá valido la pena.
Ahora todos lo respetaban, adoraban y hablaban cosas buenas de él, cuando pasaba al lado de un grupo de amigos no escuchaba murmullos o risas como antes, ahora todo es silencioso.
Siempre caminaba con la frente en alto, fue un hábito y gesto que estudio y lo aplica diariamente, aunque algunas veces después de un día agotador le encantaría caminar mirando sus pies.
En el aula siempre participaba y hacía reír a la maestra, era un habitado que había estudiado para ser reconocido por los maestros.
-Ya van.....6 personas.... El siempre anotaba en su libreta a cuántas personas había echo "feliz"en su día, era una costumbre suya, no la había estudiado le había nacido hacer eso, así cuando llegara a su casa podría sentirse orgulloso de sí mismo.

Siempre escuchaba atentamente cada palabra de su maestra, no importa si era insignificante, él debía estudiar a profundidad cada curso para seguir siendo sobresaliente.
Acabando las clases el hiba con su grupo de "amigos" a la cafetería, tenia que adaptar su otra personalidad al ambiente.

Tenia que ser como su grupo.

Veía como los rostros de las personas se perturbaban al verlo cerca de ellos, veía como alguno soltaban quejidos al sentir los leves empujones en ellos.
Veía como algunos lloraban y otros le suplicaban que no, el solo veía.
Veía como sus amigos acorralaban a personas, como se les acercaban tanto al rostro solo para decir pequeñas palabras, pero tan grandes como para causar un miedo profundo en ellos, se hiba corriendo y otros al tratar darles cara se arrepentían segundos después.
Los demás del cafetín solo observaban en silencio como tenían a un pobre chico que solo estaba llevando su almuerzo, pero por descuido se resbaló muy cerca de ellos.

-Por favor....realmente me duelen los brazos.....n-no quiero problemas con ustedes...solo quiero a-almorzar.... Dijo entre sollozos mientras mantenían su cara pegaba al piso, sus puños era apretados con ira y su almuerzo manchaba la luna de sus lentes.
-Nadi te está impidiendo comerlo, vamos, abre grande. Dijo mientras metía sus dedos en la boca de pobre chico y vertía el almuerzo del piso en ella.
El chico soltaba arcadas y intentada apartarse, pero una patada en su estómago lo hizo dejar de moverse y escupir su almuerzo.
-Que asco!, como se nota que no te enseñaron modales idiota, ahora el piso está mezclado con tu saliva, tu asqueroso almuerzo y..sangre?.... Dijo uno de mis amigos mientras sus ojos dejaron su anterior gesto para abrirse sorprendidos, derrepente todo estalló en risas, yo miraba poco o las otras personas del cafetín se reían, otras se retorcían, otras seguían filmado y yo, sin ninguna expresión, empezó a reír con ellos.
El chico lloraba mientras sangre salía por su nariz, dando un escenario horroroso del suelo.
-Ya se me quitó el hambre, y hasta asco me da tocarlo.... Dijo mi otro amigo mientras se limpiaba las manos.
-Hey, Teruki! Me llamaron y yo simplemente los miré con atrevimiento. Que tal si le das una lección a este cerdo?
En mi interior aún tenía la imagen de el chico llorando encima de su almuerzo, mientras sangre caía de su nariz, volteó hacia el chico y el se encontraba de espalda sentado, limpiando con su pollera el desastre del piso.
-Pero ya está sangrando, aparte ya va a tocar la campana de ingreso chicos, no sean tan pesados. Dijo con todo sarcástico mientras fingía no tener interés.

-Que pasa Teruki, ¿Tienes miedo?. Dijo uno del grupo mientras le sonreía desafiante, esa sonrisa, muchas sonrisas que había recibido a lo largo de su estancia.
-Lo decía por ustedes, pár de idiotas. Dijo mientras me acercaba a paso lento, el chico al verme frente a él, se puso de rodillas y empezó a rogar.

-Por favor déjenme en paz!, solo quiero volver a mi casa, no les he molestado ni nada, s-solo....déjenme ir! Dijo entre tartamudeo mientras la sangre volvió a escurrir por su nariz.
Las risas de fondo y los abucheos que incitaban a los golpes se abrumaron en mi cabeza, intentaba enfocarme solo en la imagen del chico yen cuantos golpes tendría que darle para que este se desmayara, tal vez unos 3 o 5, no lo se.
Se que será solo un poco de sangre que derramara, solo un poco.

Cerré mis ojos y lentamente dejé salir mis poderes.



No se como llegue hasta este punto, esperaba afuera de la cancha deportiva, haciendo vigilancia con mi otro amigo por si venía alguno maestro, mi mirada se posaba en mi abrigo, ahora cubierto por sangre, mis manos con moretones y rasguños, levante mi mirada hacia el lado de mi amigo y el solo estaba con sus audífonos, viendo su teléfono, derrepente empece a tomar en cuenta el ruido que provenía de adentro, los gritos y quejidos, los golpes y manotazos que se escuchaban contra el suelo, las bofetadas y los lamentos del chico por ayuda, miré lentamente hacia abajo y vi ahí.






La camisa y los bóxers del chico.










El camino hacia mi casa seguía siendo silencioso, el sol había bajado, haciendo que el abrigo no me incomodara tanto, caminaba por enfrente de las tiendas, viendo como personas trabajaban dentro de los restaurantes, como cada quien seguía su vida, sin importar los demás, veían como la gente salía de sus trabajos, agotados y otros llorando, no siempre seguir tu vida te hará feliz, supongo.

Llegando a mi casa, abrí la puerta silenciosamente, di un suave quejido al sentir vidrio pincharse en mi pie, tendría que limpiar, pase con cuidado por el suelo y llegue a mi habitación, me dio un baño rápido y me vestí con mi pijama, me tiré a la cama y saqué mi celular.
-Nadie me llamo.....que bueno...
Empecé a ver anuncios al azar, viendo propuestas de marketing, noticias del día a día, recetas, tonterías así.
Hasta que derrepente tope con un anuncio de asesoría telefónica.
Entre por curiosidad y leí su descripción lentamente.
-llamadas de asesoría.....30$ la hora.....que ridiculez.
Seguí bajando la descripción y vi los buenos comentarios que dejaba la gente, muy pocos se quejaban o dejaban menos de 4 estrellas, la mayoría dejaba 5.
Di al contacto de la empresa y tecleé lentamente mientras hundía mi barbilla en la almohada.




"-Buenas tardes, me gustaría separar una llamada para hoy, si no es molestia."

Un minuto de tu tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora