Primera señal

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Verlos sonreír tan amigablemente. Los brillos en esos negros ojos despertaban la envidia en su ser.

Ojalá pudiera ser él el que los recibiera, debía ser el el causante de esas hermosas sonrisas. Ese cabello rubio opaco se colaba entre su vista, viendo como este compartía la misma sonrisa con el pelinegro.

¿Quien era el?, A que vino aquí? Y lo que más le retumbaba la cabeza. ¿Como Mob lo conoce?.

¿Eran cercanos? Hablaban muy seguido?, nunca le había comentado de ese tipo y mucho menos que era su "maestro".

Si hubiera sido así, sería más precavido con las cámaras.

-El almuerzo estaba delicioso, Gracias mob. Exhalo exhausto, sonriendo satisfecho para posar su mano suavemente sobre la cabellera negra.

-No es nada Maestro!, realmente me alegra poder verlo después de tanto tiempo, ¡y aún queda cosas que debe contarme de lo que a hecho en mi ausencia!. Su entusiasmo dirigido a una mirada cálida y nostálgica ignoraba totalmente la mirada penetrante que interfería entre esas dos.

67; 68; 69.... Contaba los segundos en que estos dos mantenían su contacto visual, aumentando su recelo al ver que el tiempo que compartían era supieron al que compartía con el.

¿Capaz fue muy liberal?, ¿Capaz no fue lo suficientemente atento o intenso en pasar más tiempo juntos?.

Tal vez él lo veía como un amigo, pero él lo veía como un tranquilizante.

Le avergüenza decir que, a pesar de haberle prometido a su querido amigo que lo dejaría, sabía muy bien que sus impulsos podían más con el.

Sus manos se deslizaban por la suave tela, hundiendo sus dedos y estrujándola entre ellos con suavidad. La pequeña cámara fue escondida entre las almohadas.

¿Esto estaría bien?, que pasaría si se da cuenta?. ¿Y si lo aparta-

Su cuerpo se sobresaltó al tomar en cuenta los bullicios y risas que venían de la sala, recordando cómo fue que pidió permiso para ir al baño.

No soportaba, no aguantaba ver esa sonrisa dirigida a una persona tan... corriente.

Pero el recibe las mejores, él conversa con Mob todo los días, tardes y noches. Él tenía más derecho, No?

Él merecía recibir esas cálidas sonrisas cada mañana al llegar de su universidad, calmando ese dolor punzante en su pecho al ser recibido de una manera tan dulce.

Lo que a él le hacía especial para Mob, él lo obtenía tan fácilmente.

Suspiro hondo. Esto estaba bien, tenía el derecho.

No estaría mal esconder una más.



-¿Por que no puedo quedarme contigo mob..?. Miraba con confusión los ojos que lo miraban con lastima, una lastima que odiaba ver.

-Lo lamento Teruki, pero Reigen-sama no tiene donde quedarse a dormir, y como mi apartamento no es tan grande no tendrías espacio para quedarte.... Su voz nerviosa y sus ojos lastimeros aumentaban aún más la presión en su pecho. No me tengas lastima, solamente no provoques mi tristeza.

-Pero puedo dormir en el sofá si gustas-

-Oye mob, ya está lista la cama.... Ese pelo rubio opaco se aproximaba a su vista, viéndolo con su pijama, tan cómodo como si fuera su hogar. Hogar que antes le pertenecía a él y a Mob.

Un minuto de tu tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora