Utopía Perfecta [+18]

Capitulo 32

Horas antes de que el sol saliera, habían dos hombres sentados en diferentes sillones, observándola dormir.

—¿Quien putas abrió las cortinas?.—Escuchó risas masculinas, seguro es un sueño. Me escondo debajo de las sábanas.

—Despierta, ya salió el sol.—Mierda, la voz de ese hombre me persigue hasta en mis sueños.

—Ya sal de mi cabeza, estúpido y millonario mafioso. ¡Ay como te odio!

—En eso te equivocas preciosa, tú me amas.—Levanto las sábanas, veo dos siluetas sentadas. Froto mis ojos, para verificar si es real y esto no es un maldito sueño, frente a mi esta mi flamante esposo y el tipo con quien lo engañe.

—Ay no, ay no, ¡AY NO! ¿Que les pasa? ¿Por que no me dejan en paz? Ni siquiera pasaron 72 horas y ya están aquí, jodiendome la existencia. Me tienen arta, ¿Ustedes no tienen dignidad? No les cuesta nada buscarse a otras mujeres, vivan sus vidas, sean felices, desaparezcan o hagan lo que quieran pero a mi me dejan en paz.—Me levanto rápidamente, cierro las cortinas, acostándome nuevamente en mi deliciosa cama. 

—Que bien te vez gatita, no saludas adecuadamente. Eso merece un castigo.—Puta, ahora es el ruso quien habla. Estos dos tipos me desesperan, sacan lo peor de mi.

Las sábanas que cubrían mi cuerpo, son jaladas de un tirón. Me miran como un león a su presa, sus ojos recorren mi cuerpo, apareciendo una maligna sonrisa en sus hermosos rostros. No puedo evitar ponerme nerviosa, creo que me he vuelto una pervertida. Ya los probé y cada uno es encantador a su manera.

Aunque puedo decir que algo en lo que son parecidos, es que al momento de follarme, son tan posesivos y les encanta marcar territorio con muchas marcas.

—¿Me van a follar? Porque si es así, se esperan en lo que me bañe.—Jamás había sido tan directa, eso sonó bien.

—¿Quieres que te follemos? Belleza que directa ¿Será que nos aguantes?—Pregunto con malicia Vladimir.

—Es muy posible, podemos comprobarlo.—Camine hasta la puerta del baño, cuando un par de brazos me arrinconaron.

—Hagámoslo ya mismo gatita.

—Necesito bañarme, lavarme los dientes.

—Cariño, tu olor es exquisito. Recuerda que no es primera vez que lo hacemos así.—Las palabras de Lionel, me excitan.

Romanov rompe el camisón que cubre mi desnudes y se pasa la lengua por los labios.

—Me debes un camisón, apenas ayer lo compré.

—Puedo traer al diseñador, encerrarlo y que haga cientos de estos. Gatita lo que desees, yo te lo daré.

Vladimir arremete contra mis labios, sus manos tocan con desesperación mi cuerpo. Lion, lo hace a un lado besando mi cuello e inmediatamente Vlad lo imita. En este momento tengo a dos hombres enormes, succionando, lamiendo y mordiendo mi cuello.

Poco a poco bajan hasta llegar a los senos donde cada uno toma uno y esa sensación me vuelve loca, gemidos comienzan a salir de mis labios, los tomo del cabello presionándolos aún más.
De un momento a otro, siento como me comen el coño. Mientras que Lion comienza a besarme, es tan intenso que me corro al instante. Mis piernas tiemblan y siento que voy a caerme, pero me sostienen y me llevan hasta la cama.

Cuatro manos me acarician, ahora lentamente, mis emociones están a flor de piel. Ese orgasmo me golpeó y con cada caricia un nuevo gemido sale de mis labios. Siento mariposas en el estomago, ser tomada por dos hombres tan bellos, fuertes, posesivos como el demonio, poseedores de dos penes enormes y bonitos. Esto para mi es el cielo, sólo así me olvido de todo, sólo soy yo misma, entregándome  por completo al placer...

Entre los dos están dejando innumerables marcas por todo el cuerpo, mi corazón está a mil por hora y mi coño pide a gritos ser follado.

—Métanla ya.—Pido.

—¿Cual quieres primero?

—Eso no importa sólo háganlo.—Hablo desesperada.

—Si observarás lo deliciosa que te ves, nos entenderías y comprenderías muchas cosas.—Al terminar Vlad introdujo su polla dentro e inmediatamente me sentí en el cielo.

Lion al poco tiempo me follo la boca, tenía meses sin poder tenerlo. Realmente lo extrañaba. Gustosamente recibía a estos dos hombres, un nuevo orgasmo se formaba en mi vientre.

—No aprietes tanto gatita, me vas a romper.—Sus dedos en el clitoris hicieron que estallara.

Lion sacó su polla en ese mismo momento, el placer arrasó cada terminación nerviosa, todo mi cuerpo temblaba, mi respiración era un desastre y gemidos salían incontrolables.

Después de varios minutos, mis piernas temblaban y mi respiración aún era un caos, había tenido muchos orgasmos y squirt, pero esta era la primera vez, que sentía algo así de intenso.

—Eso fue un orgasmo expandido, mira las ganas que tenías de estar con ambos, que tuviste algo casi imposible. Cada día me sorprendes más pequeña. Por lo menos sacaste la verga a tiempo, si no te la hubiera arrancado.—Escucho la risa de Vlad y Lion al mismo tiempo.

Los dos me sientan y se comienzan a quitar toda la ropa hasta quedar desnudos.

—Esto apenas comienza Miranda.—Su voz en mi oído, tan seductora, tan varonil... Me estremece de pies a cabeza.

—¡Miranda, ya nos encontraron!—Entro gritando Sasha, tirando la puerta.—Oooooh ya veo, ya te encontraron. Este... Bueno buen provecho, me retiro, pásenla bien, disfruten.

—¿A que hora Vladimir?—Pregunto Mikhail, entrando también a la habitación.

Ambos hombres me taparon con su cuerpo.

—¿Ustedes dos no entienden lo que significa privacidad? Salgan de aquí ¡Ahora!—Grito Vlad

—Que bien comes cuñada. Jajaja, lo siento hermanito, me voy. Disfruten, follen rico.—Sus palabras me dieron risa y no pude evitar carcajearme. Por su parte Mikhail también se rio y los dos se fueron, cerrando la puerta de un portazo.

—Mierda, casi te mira Mikhail.

—¿Y eso que?—Pregunto.

—Tu aún no entiendes que ningún hombre a excepción de nosotros tiene el derecho de verte. El día que alguien más lo haga, le saco los ojos y se los doy de comer.—La protección y los celos de Lion son tan bonitos.

—Aja entonces ¿llegaron a un acuerdo y dejaron de ser enemigos?

—Aún no me hago la idea de ser aliado de este... Aunque ahora nos unen dos cosas. Matar a Charles y compartir cama contigo gatita.

—¿Matar a Charles? ¿Que? ¿Por que?—Pregunto desesperada.

—A su debido momento lo sabrás, ahora sólo sigamos en lo que estábamos mi amor. No sabes cuánto extrañe tenerte así...