Capitulo 19

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Casi ocho semanas habían pasado desde que Miranda aceptó entablar esa relación con Charles y Lionel.
Los rumores del romance ya eran conocidos por la élite de multimillonarios que rodeaban a los Rothschild. Por lo tanto  también todos los jefes de las más importantes mafias en todo el mundo, ya estaban más que sabidos que este par compartían y mantenían una relación con la misma mujer.

Algo bastante extraño ya que jamás habían conocido a ninguna mujer, que llegase a ser catalogada como pareja de los tan complejos Charles y Lionel Rothschild.

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Esta noche sería la primera vez que llevarían a Miranda como su mujer a la fiesta anual, donde se reunían jefes de la mafia, representantes directos de casas reales, políticos y multimillonarios

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Esta noche sería la primera vez que llevarían a Miranda como su mujer a la fiesta anual, donde se reunían jefes de la mafia, representantes directos de casas reales, políticos y multimillonarios. Prácticamente todas las personas que dominan el mundo, estarían disfrutando junto a los mafiosos más sanguinarios y peligrosos. Curiosamente todos estaban entrelazados, todos tenían un trabajo ya definido así que no era para nada incómodo o desconocido, estar compartiendo mesa, mujeres o quizás ideas para futuros negocios.

—¿Pequeña ya estás lista?— Preguntaron al unísono sus hombres.

Creo que si ¿o que opinan ustedes?— Ambos hombres la miraron de pies a cabeza y una sonrisa apareció en sus rostros.

Si pudiera ahora mismo te tomaría, estás divina Amore mío.— Ese tono sugerente con que le hablo Charles, la hizo sonreír, camino hasta donde estaba dejando un sutil beso en sus labios.

Hey y yo que, ¿mi mujer sólo tiene ojos para el?— Lionel la tomo de la cintura dando un apasionado beso a su esposa.

Los tres soltaron una carcajada y salieron en un elegante Roll Royce negro blindado al castillo donde se haría la centenaria fiesta.

En medio de el bosque más grande de Irlanda, se encontraba un castillo hermoso e imponente. Todo al rededor era oscuro y lleno de árboles, sin embargo en medio de todo estaba este lugar de cuentos de hadas.
La seguridad en este lugar era maxima, en ningún otro lado del mundo ibas a encontrar tanta seguridad, como en este sitio. Podrías encontrar francotiradores si mirabas en lugares estratégicos,  cientos de soltados de los diferentes ejércitos del mundo. Armados hasta los dientes, carros muy elegantes y hasta camiones blindados.

Al ir entrando al lugar, cada persona del lugar volteaba a ver a la mujer que iba en medio de tan imponentes hombres. Las mujeres envidiaban a Miranda, mientras que los hombres quedaban embelesados por tanta belleza y seguridad que desprendía esa mujer.

Un total de cinco hombres con uniformes militares negros en su totalidad, iban detrás de los Rothschild. Ellos eran hombres que desde muy pequeños eran entrenados para ser los mejores soldados de élite, estos hombres eran súper humanos por así decirlo. Cada uno cargaba armas largas en sus espaldas y quien sabe que más armamento escondido en sus cuerpos.

Dos puertas enormes talladas en madera preciosa estaba delante de ellos. Dos golpecitos por parte de Charles fueron necesarios para que ambas puertas se abrieran al mismo tiempo, un salón inmenso lleno de gente los recibió, ellos bajaron lentamente las escaleras. Aplausos llenaron todo el lugar al terminar de bajar, vítores hacia los hombres Rothschild era lo único que se escuchaba.

Todos los que están aquí son unos lamé huevos.— Lionel susurró en mi oído.

Ya mire que los adoran, realmente no sabia que fueran tan "famosos"— Hablé en voz alta.

Famosos si somos, pero no precisamente por ser buenas personas, todos en ese lugar nos temen. Así que puedes considerarte la única persona que se atrevió a hablarme como lo hiciste y vivió para contarlo. Nadie pensaría que una niña como tú cometiera tal osadía.

—Lionel lo hice y lo puedo hacer cuando yo quiera. No te tengo miedo, eso te lo puedo asegurar guapo.— Lo miro a los ojos y están dilatados, está excitado. Me toma con violencia de la cintura, sus labios toman los míos con ímpetu mientras escucho a un lado la risa de Charles.

Todo al rededor queda en silencio absoluto y sólo es escucha el sonido lascivo de nuestros labios.

No sabía que tú harías una escena así a tu edad.— Una voz fuerte y gruesa se escucha a mi espalda.

El cuerpo de Lion se tensa, se pone en alerta. Charles me toma de la mano y me pega a su cuerpo.

Un hombre del mismo tamaño que mis hombres está frente a Lion, su cabello tan rubio como hilos de oro, era poseedor de unos ojos grises, que me miraban con curiosidad.

Por alguna razón se me hace conocido.

¿Se puede saber que mierda haces aquí?— Una voz poderosa salió de los labios de Lion.

Sabes que año con año estoy aquí, ¿que es lo que te sorprende?

—Esta vez no estabas en la lista de invitados Vladimir.

—Pues ya estoy aquí Lionel.— La voz del tipo es retadora y no quita sus ojos de mi.

Ya que, la mierda Rusa siempre quiere llamar la atención.

—Al parecer son ciertos los rumores. Los dos comparten a la misma mujer. Todos estaban con el interés de saber quien era, porque según entiendo ella es tu esposa, jamás imaginé que les gustara compartir los mismos orificios.— El tipo ahora me observaba con asco y eso me molestó.

Bueno y si ambos me cogen ¿en que te afecta a ti Vladimir? Considero que mi relación con ellos es de índole personal. Absolutamente ninguna persona en este lugar tiene lo necesario para opinar, todos son unos malditos enfermos depravados, que han cometido crímenes espantosos y tener una relación como la nuestra creo es lo más sano para las mierdas que han hecho.— Respondo con vos firme.

Perra insolente ¿no te enseñaron a respetar?.— El me quiere agarra e inmediatamente uno de los militares se interpone entre el y yo.

Tomo del brazo al hombre que se interpone entre esta basura rusa y yo. Trato de moverlo a un lado pero no se mueve.

Hazte a un lado, déjala. Actúa sólo si es necesario.— Charles hablo y el se movió a un lado.

Puedes pensar lo que quieras, pero eso no te da el derecho de hablarme así, pedazo de imbécil.— El se me acerca y saca una daga de oro con dos iniciales y el mango tiene detalles con piedras preciosas.

Levanto la cara, lo miro directamente a los ojos de forma retadora, el pone la punta de la daga en mi pecho. Piensa que me intimidará pero no es el caso.

—¿Que crees que vas hacer?— Mi voz suena imponente.

Además de ser bella, estás bastante loca, ahora ya se porque pusieron sus ojos en ti.
Nos volveremos a ver Rothschild's.

El tipo dio la vuelta y se perdió entre las cientos de personas que nos miraban atentamente.

Utopía Perfecta [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora