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Sidney estaba sentada de copiloto en el carro de Tatum mientras la esperaba, su vista estaba perdida en unos arbustos cercanos: llevaba días sin poder dormir desde el ataque, y aunque lo quiera negar, Tatum no ayudaba mucho con sus ataques de pasión en plena madrugada.

-Escuché al vecino hablando por teléfono mientras regaba sus plantas: decía que iban a cancelar las clases por los ataques. Quizá deberíamos faltar.- invitó Tatum con la voz más tentadora que podía producir a la vez que entraba a su carro y se preparaba para arrancar.

-¿Sidney?- llegó a percatarse de la mirada de preocupación en su (no) amiga.

-¿Sí?- contestó aún con la mirada perdida.

-¿escuchaste algo de lo que dije?- la mano de Tatum se posó con ternura en el hombro de la pobre chica traumatizada.

-lo siento, yo...

-está bien, ¿a donde quieres ir?, parece que van a cancelar las clases.

-no lo sé, sólo sé que quiero estár contigo.-la miraba con esos ojos tristes que llevaba en su afligido rostro, como si estuviera marcado con tinta indeleble, Sidney besó la mano en su hombro, fue un besos suave y tierno, tenía toda la intención de transmitir tranquilidad.

Tatum suspiró, llenando su olfato del sublime aroma de Sidney, relajandola al instante.

-Mira, podemos ir con los chicos si quieres; con Randy, Stu y Billy, podr- fue interrumpida abruptamente por su novia.

-No, no tengo ganas de ver a Billy y Stu, no por el momento, al menos; tengo una sensación rara sobre ellos últimamente, ¿podríamos ir sólo con Randy?.

-Claro, lo que mi reina me pida- contestó Tatum coquetamente con una dulce sonrisa, acarició la mejilla sonrosada de Sidney, a quien se le escapaban suaves risitas al sentirse apenada.

Ambas chicas iban directo a buscar a Randy, a la boca del lobo, esperaban que el chico aún estuviera en casa.

-Linda... tú y Billy: ¿piensas... terminar con él?- cuestionó con un nudo de nervios en su garganta.

-no lo sé.- su voz apenas fue audible para la rubia, Tatum no lo queria admitir, pero le aterrorizaba ser remplazada por el mariscal de campo, el chico inteligente y perfecto, le aterrorizaba la idea de ser remplazada por Billy.

Su mirada fija en el camino, la música de la radio sonaba borrosa en su cabeza y le provocaba un extraño hormigueo en la nuca, llegó un punto en que dejó de prestar atención a lo que Tatum le decía y lo que le rodeaba hasta que escuchó el claxon sonar; habían llegado a la casa de Randy.

-Sidney- llamó Tatum; no ontuvo respuesta- Sidney.- volvió a llamar, sacudiendo el hombro de la chica suavemente, sacandole un leve susto.

-Sí, lo siento.- contestó sacudiendo la cabeza, y cuando tomaba la manija para salir fue detenida por su amante.

-No, espera, ¿estás segura de que quieres ésto?, podemos hacer otra cosa o quizá quieras estár sola.- sugirió con una suave voz.

-No te preocupes, estaré bien, seguro será divertido, podríamos jugar o ver algo- y ahí estaba esa triste sonrisa, llena de pena y vergüenza, Tatum odiaba ver esa sonrisa en Sid.

Un par de golpecitos en la ventana del carro sobresaltó a las chicas: era Randy.

-¿Hola?- llamó con curiosidad, no entendía qué hacían sus amigas fuera de su casa.

Tatum quería seguir hablando un poco más con Sidney, mas no iba a correr a su amigo de su propio patio. Miraba de lado a lado sin saber qué era lo que tenia que hacer o decir, pero, como siempre, Sidney se volvió su salvadora:

Profunda necesidad [Stuilly]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora