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"Un pequeño roce"

Los ojos oscuros de Billy penetrantes sobre los de Randy, las manos lacivas de de Stu en el bien formado cuerpo del castaño, esa sonrisa sinica en el rostro del alto y esos pasos enlentecidos hacia Randy, era demasiado, el tiempo parecía ir en cámara lenta, cada movimiento, cada suspiro lleno de deceo o temor.

—Y entonces; ¿dónde están?— dijo Bill en un susurró con la voz enronquecida en el oido de Randy, así provicando que su piel se erizara como la de una gallina.

Randy no tenía otra opcion: con cuidado y en silencio se acercó al oído de Billy, igual a como él lo hacía con anterioridad, Stu sólo logró escuchar unos murmullos hasta que un grito desgarrador salió a relucir en la sala y toda la maldita casa, con gran sorpresa miró hasta donde Randy miraba con horror y Billy con fascinación; del estomago del chico sobresalía el cuchillo que le había dado a Billy antes, y en un enorme desespero las manos de Randy presionaban debilmente la herida que desbordaba en sangre.

Un rechinar se escuchó a sus espaldas, seguido de pasos apresurados qué iban hacia ellos, Stu volteó con temor en sus ojos: Tatum se había avalanzado sobre Billy, empujándolo y quedando frente suya con un rostro desconcertado, del abdomen bajo de Billy brotaba un líquido carmín, Tatum miraba al castaño con un brillo peculiar, uno que Stu sólo había visto antes en los ojos de Billy, tenía esa misma mirada, la mirada que tenía su pareja la primera vez que mató, la mirada de un placer encontrado. Tatum cruzó la línea de falsa moralidad.

Stu estaba en shock, sus manos temblaban, no sabía qué hacer, a donde moverse o cómo reaccionar, Randy y Billy estaban tirados en el suelo a los pies de Tatum, sujetando sus heridas mientras que ella estaba justo en el centro con un goteante cuchillo entre sus dedos.

Con desesperación Billy intentaba parar la hemorragia, simplemente no se detenía, sus manos manchadas en sangre tibia y sus ojos desbordantes en una latente rabia, Stu torpemente se quitó su blusa y la puso en el agujero del abdomen de Billy, eso parecía relentecer el sangrado.

—Carajo, carajo, carajo...— repetía Stu al borde del llanto al ver como el amor de su vida se escurría entre sus dedos, se sentía impotente, enfurecido y culpable.

Aún sin quererlo Macher se levantó del suelo y con brazos extendidos hacia Tatum se dejó arrastrar por la rabia hasta terminar en el suelo con la causante de ella, la rubia tiraba patadas y manotazos intentando en vano quitarse al chico de encima, ella trataba arrastrarse lejos de Stu inutilmente, incapaz de recuperar el aire, incapaz de salvarse por sí misma.

—¡SIDNEY!— gritó con la poca vida que le quedaba en los pulmones.

Con el coraje que Stu nunca mostró al mundo levantó del cuello a Tatum y la azotó una y otra vez contra el roñoso suelo hasta dejarla inconsciente, y aún así él sentía su sangre hervir dentro de su cuerpo cuando un dolor punzante se presentó en su nuca, su cuerpo se sintió tan pesado, a tal punto de caer de espaldas rendido a un lado de T, pero aún manteniendo su consciencia, encontrando de frente a Sidney con un sarten en la mano y un rostro lleno de la misma ira que lo había inundado antes a él; ambos se fulminaban con la mirada, deceaban que éstas mataran para así asesinar al otro sin mamcharse las manos de la sucia sangre agena.

—¿Por qué?— cuestionó Sid con dolor en su voz al ver así a su amigo.

No hubo respuesta, solo las respiraciones agitadas y pesadas de quienes habían sido lastimados.

—¡¿POR QUÉ?!— gritó nuevamente con impotencia a quien, por decisión muda, ahora era su ex novio.

Nuevamente aquel silencio sepulcral, la única respuesta que obtuvo fue una sonrisa burlona por parte de Stu, Sid no dijo nada y correspondió con una mirada de genuina confusión. Un nuevo alarido proveniente de Randy resonó a sus espaldas; el chico ya no tenía el cuchillo incrustado, se lo habían arrebatado. Con temor en sus ojos, sabiendo lo que le esperaba, Sidney terminó de dar la vuelta hasta tener el filo del cuchillo apuntando a su rostro, sujetado por un pálido y moribundo Billy que con una sola mano se aferraba a la vida.

Profunda necesidad [Stuilly]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora