Iryan se dirigió a la habitación de Enya para hablar con ella. Había pasado varias horas en la enfermería tras el desenlace del torneo porque Zander le había fracturado una costilla. Tocó la puerta, pero no obtuvo respuesta. Miró a ambos lados del pasillo, pero nadie apareció, así que decidió sentarse y esperar allí hasta que Enya volviera. Tarde o temprano tenía que irse a dormir.
Sin embargo, el que se durmió fue él y no despertó hasta que Loanne Jefferson sacudió su hombro con fuerza al amanecer. Había pasado la noche esperando a que Enya regresara y no lo había hecho. Abrió la puerta de su habitación de par en par para cerciorarse y vio que estaba vacía, como esperaba, así que se marchó corriendo y se perdió por los pasillos de la academia.
—¡Enya no está! —le dijo a Zander en cuanto lo encontró.
—Estará en su habitación —dijo sin mostrar demasiado interés.
—¡No! Anoche fui a buscarla y no ha vuelto. No ha dormido en su habitación.
—¿Y con Rhiannon?
—¿En serio crees que Rhiannon aceptaría dejarla dormir en una habitación menos cómoda que la suya propia?
Zander no respondió, pero sabía que no era posible. Rhiannon siempre se preocupaba en exceso por el descanso de Enya.
—Vayamos a buscar a Rhiannon por si acaso —dijo al fin.
Ambos corrieron en dirección a los dormitorios de los magos y Rhiannon se sorprendió al ver a dos Zhaltos tan apurados y ansiosos en la puerta de su habitación.
—Buenos días —dijo mientras desenredaba su largo pelo con la yema de sus dedos.
—¿Enya está contigo?
—¿Tan pronto? No, que va, a esa chica le gusta dormir.
—¿No ha dormido hoy aquí contigo?
—Como si lo fuese a permitir dijo sin darse cuenta de la preocupación de los chicos.
—Mierda... —murmuró Iryan.
—¿Qué pasa?
—No ha dormido en su habitación hoy.
—¿Qué? ¿Cuándo la visteis por última vez?
—En la carpa —dijo apesadumbrado Zander.
—Yo vi cómo se dirigía a los vestuarios, pero no quise molestarla, así que no la seguí. Después de eso nada.
—Vayamos a hablar con Dralkov.
Los tres se dirigieron al despacho de Dralkov y le explicaron lo sucedido. Este hizo lo propio con Drevat y el director llamó a Durin para que utilizase su poder para detectar a la joven Dhira perdida. Morgan Durin era tan poderosa como prepotente. Tenía la capacidad de extender su aura alrededor de la academia, aunque no de la misma manera que Enya lo había hecho en su ceremonia de bienvenida, sino con menos potencia y más precisión.
—No está en la academia —dijo tras varios minutos—. No puedo sentir su presencia.
—¿Y qué vamos a hacer ahora? —preguntó Iryan, preocupado.
Todos guardaron silencio. Durin parecía estar pensando en algo y Drevat la miraba ansioso, deseando que se le ocurriera una idea para encontrarla. No quería tener que enfrentarse a la madre de una Dhira y tener que decirle que su hija había desaparecido y menos todavía a la madre de Enya.
—¿Alguno de vosotros ha recibido su poder recientemente?
—No desde la última clase de concentración y distribución —dijo Zander.
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La Dhira de fuego
FantasyEnya se ve arrastrada a un viaje a través del tiempo después de tomar una decisión aparentemente trivial, y se encuentra sumergida en un mundo completamente ajeno al suyo. Lo más sorprendente es descubrir que ella misma posee poderes sobrenaturales...