GACELA
-Mírame, gacela – Su tono es bajo.
Niego con la cabeza.
—No — Apretó con más fuerza mi garganta hasta el punto de que no podía respirar.
Entonces abrí los ojos, un instinto de supervivencia sobre el que no tenía control. No sé por qué escuché, por qué obedecí. Lo enfrenté y abrí los ojos, y un segundo después, mi mandíbula se aflojó cuando él empujó su mano que estaba alrededor de mi garganta, todavía cubierta con ese guante de cuero, entre mis muslos.
Sin embargo, no me moví porque él todavía sostenía ese enorme cuchillo firme entre mis pechos. La falda era tan corta que apenas tuvo que levantarla antes de que sus dedos presionaran mi coño cubierto de bragas. Me levanté de puntillas en el instante que sentí shock y un placer siniestro. Y cuando empezó a frotarme como un demonio, mi boca se abrió. El calor de su cuerpo atravesó el guante de cuero y llegó directamente a mi núcleo.
—Si me quito este guante – Musita - Y deslizo mis dedos a través de tu raja, ¿probaría que eres mi jodida y sucia, gacela?
Lo escuché inhalar, aunque no había forma de que pudiera oler nada.
—Déjame en paz— susurro, con las manos en puños a los costados. Debería pedir ayuda o, al menos, intentar alejarlo.
Defiéndete.
Me gritaba la razón, pero mi cuerpo había tomado completo control de mí. Estaba en shock, incapaz de moverme mientras él añadía presión, deslizando sus dedos firmemente arriba y abajo por mi hendidura. Además, el cuchillo estaba justo... allí. Agradecí que sus dedos estuvieran cubiertos. Porque la sola idea de que pudiera sentir lo mojada que estaba me humilló hasta la médula.
—¿Dejarte en paz? — Él se ríe siniestramente. — Gacela, la diversión apenas ha comenzado. Quise venir a verte y me encuentro, contigo vestida así, donde cualquier hijo de puta puede ver lo que me pertenece — Se inclina y presiona su dura polla contra mi cadera, distrayendo de todo lo demás.
Es enorme. Se sentía como acero.
Las imágenes de aquella noche, donde me folló con su arma inundan mi cabeza.
—Me voy a divertir haciéndote, linda y deliciosa presa.
Jadeé cuando siento un destello de dolor en la parte interna del muslo. Fue cuando levanta la navaja que siento que me ha cortado antes de que me diera cuenta de que la había movido, una gota de sangre deslizándose lentamente por el metal.
Se la lleva a la máscara y un segundo después, levanta solo la parte inferior del disfraz con los nudillos para que su boca quede al descubierto.
Sé que todavía me está mirando mientras arrastra su lengua desde la empuñadura hasta la punta de la hoja. Cuando lo aparta, puedo ver una ligera mancha de mi sangre en su lengua. Y mientras se baja la máscara, tararea, como si se estuviera excitando con esto.
Probablemente lo estaba.
—Voy a llamar a la policía. Voy a contarle a la seguridad del evento sobre
ti— Me lamo los labios, tengo la boca seca y la lengua pesada.
No dice nada, pero ladea ligeramente la cabeza. Es como si estuviera tratando de descifrar exactamente lo que estoy pensando. Siento como si pudiera arrancarme los pensamientos de mi cabeza. Como si me conociera íntimamente.
—No vas a salirte con la tuya— susurro. —Acosar a las mujeres. Agrediéndolas sexualmente en los cuartos oscuros— Me tiemblan las manos, pero mantengo la barbilla en alto, fingiendo fuerzas que no tengo. Sé que nada de lo que diga hará la diferencia.
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OBSESIÓN (EN PAUSA)
RomanceEs posible que ella sea la única cosa más bella que exista en el mundo, ya que una luz arde en esos hermosos ojos color miel. Cada noche se recrea como una bella obra de arte en mi retorcida mente. Cada noche deliro con tocar cada extensión de su c...