CAPITULO 14

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CUERVO

Tomo en mis brazos a Amelia, está dormida y cansada después de todo lo que hemos hecho. No voy a decir que me arrepiento, hace mucho que quería enterrarme en lo mas profundo de ella. He esperado pacientemente, pero verla hoy con ese intento de falda, con ese exquisito y candente disfraz fue el fin para mi. Todo mi autocontrol se fue por el caño y la bestia que había en mi, esa bestia despiadada, morbosa y sádica salió al ruedo.

Me comporté como todo un hijo de perra, pero aun cuando la forcé a dejarme entrar en ella, sabia que le estaba gustado, su boca lo negaba porque eso era lo que le gritaba su razón, pero su cuerpo, vamos... su cuerpo me gritaba cuanto lo disfrutaba, cada reacción, cada sensación, era una señal de cuan dañada es mi Gacela. Le gusta jugar con la oscuridad que hay en mi, ella es intrépida y curiosa, la oscuridad que sale de mi, la atrae como una polilla a un farol, y eso me encanta.

Comienzo a caminar con ella en mis brazos, su cuerpo está débil, su respiración es pesada y sé que no despertará hasta mañana. Hoy la he marcado como mía, aunque mi cabeza me lo gritaba desde aquel día que la vi en el evento.

No iba a venir a esta fiesta, pero me llegó información que el hijo de perra que estoy cazando ha estado rondando a mi Gacela y sobre mi cadaver dejo que le ponga una mano encima. Si es la persona que creo que es, no se cansará hasta llegar a mi.

Témenos una historia, y todo aquello que pasó en el pasado lo ha llenado de resentimiento hacia mi. Aunque es ridículo, porque nunca le di alguna señal de que podíamos tener una amistad.

Sé que todo esto es un juego para él, le encanta la emoción de la caza, acorralar a la presa y tenerla a la expectativa, nadie nunca sabe de donde viene el ataque, pero cuando pone las manos encimas lo hace para destruir y no dejar nada de la persona.

Lo he visto en cada caso, la maldad, el sadismo, la oscuridad con las que le arranca la vida a cada una de sus victimas. Nunca le he dado municiones para que me ataque, nunca he tenido un debilidad hasta ahora.

Observe el hermoso rostro de la mujer que llevo en brazos. Puede que el sexo sea el mas bastardo y que nuestra primera vez allá sido de esta manera, pero fuera de allí, ella es mi mas hermosa obsesión. Quiero cuidarla, protegerla de todo, nunca me había sentido de esta manera.

La necesidad de saber donde está, con quien está, que está hacienda es abrumadora. Necesito tener el control sobre ella, hacerle entender que yo soy lo mejor, que soy el único que la puede mantener a salvo, que soy lo único en lo que debe centrarse. Me encargará de eliminar a todo aquel que quiera quitarme su atención, porque yo debo ser el centro de su mundo.

No voy a decir que la amo, porque yo no sé que es ese sentimiento. Dado mi condición, carezco de emociones, pero si me tocara definir lo que siento cuando la veo, cuando la toco o cuando la siento, podía decir que es la emoción mas retorcida, y enferma que he tenido en mucho tiempo. Si voy a definir lo que esta mujer me hace sentir, es una necesidad enferma e insana de apoderarme de cada parte de ella, de quebrarla y volverla armar para que cada parte se amolde a cada una de las mía.

Necesito hacer que me necesite de la misma manera en que yo lo hago con ella, deseo ser la única persona que habite en su cabeza, en su corazón y en su vida. Que sea su única razón para seguir respirando, tener el poder de controlarla, aun permitiéndole volar, pero con la certeza que el día que quiera la puedo hacer caer, tengo esta necesidad insana de poseerla de todas las maneras posibles, hasta sumirla en mi oscuridad y que se queme hasta los cimientos en las llamas de mi infierno.

Después de caminar un largo tramo, llego al desolado estacionamiento. Como puedo abro la puerta de mi auto, y deposito con sumo cuidado a Amelia. Le coloco el cinturón de seguridad y me la quedo observando. Tiene el cabello todo enmarañado, el maquillaje se la ha corrido, ramitas se incrustan en esa melena rojiza. Su rostro refleja tranquilidad, como si supiera que en mis brazos está segura.

OBSESIÓN (EN PAUSA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora