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De regreso a la habitación encendía las velas que estaban en los candelabros del pasillo con la vela que yo traía en mano para tener una mejor vista de todo. Incluso llegue a quemarme con la cera de la vela algunas veces. Abrí la puerta sin tocar, Jennie estaba acostada boca abajo, pensé que dormia y decidí no molestarla ni hacer ruido, en cambio me dediqué a iluminar la habitación. Sople la vela ya desgastada y con cuidado me metí a la cama para velar su sueño, también a esperar que trajeran la comida

Me acosté de lado para poder mirarla mientras dormía, lo que era una de mis cosas favoritas aunque sonara de lo más aburrido. Me di cuenta de que no dormía al pasar el tiempo, aparte de que su respiración era algo agitada, la veía que intentaba abrir sus ojos un poco, supongo que para espiarme, así que decidí jugarle una pequeña broma. Moviéndome muy lento y siendo cuidadosa, me levanté de la cama, la recorrí quedando al lado opuesto de ésta y esperé a que ella se diera cuenta de que no estaba. Al instante ella abrió su ojo izquierdo levemente, para seguir con su espionaje, pero lo abrió completamente cuando no me vio a su lado.

-¿Qué buscas? ¿Se te perdió algo?- dije prácticamente a sus espaldas, ella se incorporó tan rápido como un rayo.

-¡Lalisa! Me asustas- puso su mano en su pecho.

-Te vi, estabas espiandome- la acuse.

-Culpable- levantó ambas manos asintiendo, la atrapé.

-A ver señorita Kim, siendo así, me temo que tendré que darle un castigo que cubra lo que ha hecho- sonreía, no tiene idea de como la castigaré.

-Espero y no sea muy severo- me acercaba más y más a ella.

-Tu castigo será muchos, muchos besos- enfatice cada una de mis palabras

-¡No por favor! No podría soportarlo- actuó con drama.

Lo que hizo que ambas rieramos antes de poner mi boca en la suya y darle muchos besos rápidos, a lo que ella rió mucho más fuerte. Puse mis labios abiertos con los de ella y lentamente la callé, ya no se escuchaban nuestras risas en la habitación, sólo se escuchaba el contacto exquisito que hacían nuestros labios al estar unidos.

Dos toques en la puerta nos hicieron separarnos muy rápido, casi de una manera brusca. Mi corazón latía muy rápido, pero intente calmarlo cuando recordé que lo más seguro es que fuera Marta o Izolda con la comida.

-Guarda la calma preciosa- Jennie que se veía asustada-. No va a pasar nada- di un corto beso en sus labios, y acaricié por debajo de su mentón.

Al abrir la puerta pude escuchar un poco de alboroto proveniente de abajo. Efectivamente era Marta con la comida, me puse a un lado para dejarle pasar con la bandeja que traía los platos humeantes. Colocó la bandeja en la pequeña mesa y se giró a verme.

-Han llegado muchos a celebrar, el Capitán me ha mandado el recado de que le gustaría tener su agradable compañía en esta celebración- nos señaló a ambas.

-Muchas gracias, hágale saber que en menos de lo esperado estaremos para celebrar nuestro triunfo- le dediqué una sonrisa mientras la acompañaba a la puerta- Le agradezco mucho por traernos de comer al cuarto.

-No se preocupe. La veré abajo- asentí en respuesta y cerré la puerta a sus espaldas.

Ni tiempo me había dado para caminar cuando Jennie ya estaba al lado de la bandeja humeante, ansiosa por comer como siempre. Me encaminé hacia la mesa junto a ella, su emoción por comer era admirable. Valora las pequeñas cosas, eso es de las cualidades que me gustan sobre ella.

-Al parece alguien tiene hambre ¿Qué han traído?- paso mi brazo por su hombro.

-Creo que son granos, no sé cual exactamente, y han traído pan recién horneado, prueba- me ofreció un poco de la hogaza de pan, no me dio tiempo de negarme cuando ya el pan estaba en mi boca. En efecto estaba tibio y acabado de hacer—Y es vino lo que nos han traído- posicionó la copa entre sus labios, dando un gran trago.

Mar Dorado JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora