Castas

A donde vamos

Recuerdo verte de perfil
Perdona si no fui sutil
Era verano y yo moría de sed
Cuando te vi solo quise beber
Beber de ti, de ti, de ti
Emborracharme así de ti

-Henos aquí -dijo Dazai sonriente, ambos estaban en una playa en Cancún

-Es hermoso, la arena es tan blanca y el mar tan azul -respondió Atsushi

Dieron un largo paseo por toda la playa, corriendo, metiéndose al agua, incluso compraron collares de conchas. Comían helados y cualquier cosa que os ofrecieran los lugareños. Era un día hermoso. Ambos esposos todo el tiempo estaban juntos. Y no dejaban de tomarse de las manos. Manos donde ahora llevaban su anillo de matrimonio. Cualquiera que los viera pensaba que eran una feliz pareja. Al atardecer, durante los últimos rayos del sol, ambos estaban sentados en la arena. Esperando a ver el destello verde.

-Dazai-san

-Vamos Atsushi te he dicho miles de veces que dejes de decirme así -hizo un mohín- ahora somos esposos

-Aún no me acostumbro del todo -rio un poco- Osamu

Ambos voltearon la vista y sus rostros se acercaron, lo suficiente para darse un beso, un beso sin prisas un beso demasiado romántico, fue una lástima que se perdieran el tan ansiado destello verde por haber cerrado sus ojos mientras se besaban. Pero para ambos eso ya era lo de menos, ahora tenían una urgencia mayor como el par de esposos que son.

Fueron hasta el hotel y se bañaron en la ducha con agua fresca, cuando Atsushi salió se encontró con un Dazai en lencería blanca, sin sus vendas. El menor se sonrojó a sobremanera ya que era la primera vez que el otro le permitía ver su piel completamente desnuda.

-Creí que te gustaría -dijo Dazai un poco apenado- siempre me pediste que me las quitara

-Me hubiera gustado ser yo quien te las quitara -sonrió para ir a la cama- lo que me es irreal es esa lencería -el castaño llevaba un babydoll con una tanga, todo era de color blanco y encajaba perfecto con su piel. Al lado ya estaba listo el lubricante y un dildo- preparaste todo

-Desde esa vez no hemos hecho nada, por lo que pensé que sería un poco necesario -Dazai se refiere al incidente del celo, donde su historia comenzó. Al hacerse pareja ninguno tuvo intenciones de volver a intentar tener sexo hasta que sanaran todas las heridas. Sí hubo besos e incluso se llegaron a masturbar juntos pero nada más. Atsushi en el fondo aún se sentía culpable. Pero ahora estaban casados, no había más culpas y ambos eran mayores de edad. Definitivamente consumarían su matrimonio en ese mismo instante

El albino subió a la cama y comenzó a besar al mayor. Luego pasó de sus labios a sus mejillas, a su cuello y a su pecho, hasta detenerse en el pezón izquierdo encima de la tela y comenzó a chuparlo mientras daba caricias al otro.

-AHH! Atsushi eso -suspiró- se siente bien

Pudo notar como sus pezones eran muy sensibles. Alzó la pieza que los cubría y apreció como se habían puesto erectos y estaban rojos. La sola imagen le terminó de provocar una erección al más joven, sin embargo, notó como en las bragas del contrario también. Pasó su mano y comenzó a frotar, el líquido comenzaba a humedecer la tela que estaba generando cierta fricción placentera.

Le apartó por completó la tanga y alzó sus piernas a la altura de sus hombros para ver la pequeña entrada de su ahora esposo. Tomó el lubricante y comenzó metiendo primero sus dedos, notando que en verdad estaba super estrecho.

-Puedes... hacer más -dijo Dazai comenzando a perder la cordura

Atsushi tomó el dildo y lo insertó en ese espacio. Metiéndolo y sacándolo, dando justo en el punto más sensible de Dazai. Los gemidos no se hicieron esperar, y debido a la sobrestimulación el mayor se corrió. Esa fue la gota que derramó el vaso. Atsushi tuvo mucho autocontrol hasta el momento pero no más, insertó su falo de una embestida en el ano del contrario inmediatamente después de sacar el falso. Le urgía liberarse de esa erección. Comenzó a moverse lentamente procurando no lastimar. Era su primera vez en muchos años y ese era el día en que harían el lazo.